lunes, 10 de junio de 2013

FILIPO II vs ONOMARCO. En el marco de la 3ra Guerra Sagrada.


No demasiadas veces nos deja la historia antigua choques entre figuras militares brillantes. Destacan los ya conocidos enfrentamientos entre Pompeyo vs Cesar (Farsalia), o a Escipión “El Africano” vs Aníbal Barca (Zama). Pero esta vez se abordará un caso no tan conocido y bastante interesante: el de Filipo II de Macedonia vs el focidio Onomarco.
Enfrentamientos en los que Filipo II encontrara hasta dos veces la horma de su zapato en la forma de un ejército mercenario griego al mando de un líder veterano y de grandes cualidades militares, el menos conocido Onomarco.


Filipo II de Macedonia


“No huí, sino que retrocedí como los carneros, para hacer de nuevo más fuerte la embestida.”

Filipo II, tras su enfrentamiento con Onomarco  (Polieno, Estratagemas, II, 38,2).


FILIPO II

Nació en el 382 a.C. siendo el más pequeño de los tres hijos de Amintas III (393-369 a.C.) y Eurídice. Los otros dos eran Alejandro y Pérdicas. Aunque parezca ser un desdichado en su adolescencia, esta le influenció de manera notable para su posterior carrera militar. 

Tras la muerte de su padre, su hermano mayor, Alejandro II, heredó el trono. Posteriormente, en una disputa entre el rey de Macedonia y un pretendiente al trono, Ptolomeo de Aloro, Pelópidas el tebano al mando de un ejército resolvió la disputa sellando una alianza con Alejandro II, pero como garante de la alianza, se llevó a su hermano pequeño, Filipo (Diódoro 15, 67, 4). Sin embargo, el mismo autor nos da más adelante (16, 2) otra versión, según la cual es entregado a los ilirios por su padre Amintas tras su derrota, que a su vez lo encomendaron al cuidado de los tebanos, entregándolo al padre de Epaminondas.

Este no pudo ser más afortunado, pues al ser trasladado a Tebas, conoció de primera mano las tácticas de uno de los más destacados generales de la historia griega antigua, Epaminondas. Residió en la casa de uno sus amigos, Pammenes, que más adelante mostraría a la historia su capacidad militar. Allí, bajo su tutela permaneció dos o tres años (368-365)volviendo tras el asesinato del regente Ptolomeo de Aloro (que a su vez había asesinado a Alejandro II), por el nuevo rey Perdicas III. 

Influencia de Epaminondas en Filipo II: aunque se haya mantenido que fue el tebano el introductor de varias innovaciones en el arte de la guerra en Leuctra (371 a.C.), la verdad que algunas de ellas ya habían sido empleadas. La utilización en estrecha coordinación entre caballería e infantería, se vio ya en la batalla de Delio (424 a.C.) de manos del beotarca Pagondas, de los siracusanos en Sicilia en el 413 y en Asia Menor durante la campaña de Agesilao. 

Por otra parte, los tebanos tenían amplia experiencia en la utilización de formaciones muy profundas, desde Delio (25 en profundidad) a Coronea y Nemea (394 a.C.). Aunque como norma general las mejores tropas se situaban en el flanco derecho, Epaminondas las situó en el izquierdo, lo cual tampoco era algo novedoso el ponerlas en dicha posición para derrotar a las tropas de elite enemiga (Soligeia 426 a.C.). Lo que sí hizo, fue utilizar todo ello unido de manera magistral, al igual que sorprender al enemigo con una marcha, ocultando su despliegue. 

Casco y coraza de hierro perteneciente
a Filipo II de Macedonia.
De todo esto tomo buena nota Filipo II y lo aplicó a sus fuerzas armadas en cuanto tomó posesión del trono. Podemos ver las formaciones profundas en sus flamantes falanges; la estrecha colaboración de infantería con caballería ya en su primera batalla, contra el rey ilirio Bardilis (Diódoro XV, 4); el intensivo entrenamiento del Batallón Sagrado también fue tomado muy en serio, aplicando una disciplina de entrenamiento entre su tropa; y el orden oblicuo lo aplicó su hijo Alejandro como probable herencia de su padre. 

Tras la muerte de Pérdicas, y ante la escasa edad del hijo de este, Amintas, Filipo fue aclamado por el ejército macedonio con 22 o 23 años, aunque no está claro si como rey o regente1, lo que sí está claro es que en el verano del 359 a.C. era ya rey. No tardaría demasiado en crear una de sus mayores obras: su ejército.


El ejército macedonio:

Junto con el imperio que creó, y que posibilitó en parte a su hijo sus grandes conquistas, podríamos decir que esta fue su otra gran obra (si me apuran también su hijo). Tanto es así que la nueva formación de combate, la falange macedonia, fue utilizada durante más de tres siglos (Mitrídates V Eupátor fue probablemente el último, aunque es posible que no fuera así) y si añadimos el experimento de Caracalla, casi 500 años.

Tras tomar el poder, Filipo II se encontró con un reto enorme, convertir su ejército en una fuerza creíble. Tras la estrepitosa derrota infligida por el rey Bardilis a Perdicas III, en la cual murieron más de 4.000 soldados junto al propio rey, la moral de la tropa era muy escasa, saqueando hasta los mismos peonios su territorio ante el vacío de poder. 
La principal necesidad de reforma no estaba en el cuerpo de caballería, que era óptimo2, sino en la infantería, que posiblemente estuviera formada en su gran mayoría por peltastas bisoños, y no por pesados y caros hoplitas. El potencial demográfico era otra buena baza para su ejército. Aunque la estimación de poblaciones en la antigüedad no es ni mucho menos una ciencia exacta, se considera para Macedonia una población de 150.000 habitantes movilizables, de los cuales 80.000 estarían disponibles para el servicio militar.

Falange macedonia en formación de batalla. Magnífica ilustración de Peter Connoly.

Diódoro (16.1.1-2) comenta que mejoró la organización del ejército, los equipó adecuadamente y les hizo ejecutar constantes maniobras con las armas y en competitivos entrenamientos. Por su parte, Polieno (4.2.10) nos detalla un poco más sobre este arduo entrenamiento, que incluía duras marchas de 50 km. diarios con toda la panoplia, más la ración diaria personal. Además de esto, para aumentar la movilidad estratégica, y a su vez endurecer la tropa, eliminó los carros y limitó en mucho los siervos, dejando solo uno por cada 10 soldados de a pie3y uno por cada caballero. Otra mejora en la logística fue la de obligar a la tropa a llevar harina para 30 días (Frontino, Estratagema, 4.1.6). Con esto se obtuvo una movilidad por encima de cualquier enemigo, que estaría siempre lastrado por un tren de bagaje enorme, y un entrenamiento más bien escaso. A todo esto le tenemos que añadir la creación de un nuevo tipo de formación, la falange macedonia. Se desconoce por completo la cronología de la introducción de todos estos cambios, aunque es probable que alguno de ellos fueran desarrollados poco a poco, especialmente los que tienen que ver con la logística.

Falangita Macedonio.
Falangitas: era el nuevo tipo de infantería creado por Filipo II. Formaban parte de ella solo los más fuertes y altos (Teopompo, FGrH 115, F348), por lo que posiblemente hubieran pruebas físicas para acceder al cuerpo, así como una mínima estatura, tal y como ocurriría en el ejército romano. El arma principal era la sarissa, una lanza de unos 4 metros4 de longitud, que daba ventaja en el ataque sobre cualquier enemigo. Si se rompía en mitad de la batalla, cosa tampoco inusual, podía ser utilizada la contera, o en su defecto, podían recurrir a la espada que solían portar.

Para su protección disponían de un casco de bronce, normalmente de estilo tracio, e incluso las filas más traseras llevarían la kausia, un gorro macedonio5, siendo la armadura un elemento más bien marginal, restringida a los oficiales, debido a la poca necesidad de llevarla, tal vez en las filas más adelantadas. Las grebas serian esenciales para el nuevo tipo de arma, ya que se podría herir en las piernas de los de las filas de atrás con ella. El escudo era menor que el hoplítico, siendo de unos 80 cm de diámetro y hecho de madera con una fina lámina de bronce en su cara externa. Debido a que tenían las dos manos ocupadas agarrando la sarissa, sujetaban el escudo a través de una correa de cuero (telamón) que les pasaba alrededor del hombro. 

Por el Decreto Militar de Anfípolis (200 a.C.) tenemos constancia del equipamiento militar obligatorio en la falange del reino de Macedonia en época de Filipo V. Estos eran casco, sarissa, espada, grebas, escudo y un cinturón para proteger la parte baja del estómago. Hasta qué punto podemos extrapolarlo a la época de Filipo II, es imposible saberlo, pero es posible que la obligatoriedad de un equipamiento pueda traducirse en su esencialidad para la batalla.

Formaban en un tipo de unidad llamada falange macedonia, similar a la falange hoplítica, pero  en vez de presentar un muro de escudos, mostraban un muro de lanzas. Por delante de la primera fila de soldados sobresalían varias filas de lanzas, lo que aumentaba la fuerza de combate, a lo que habría que sumar la mayor densidad de su formación con respecto a otras. Es por eso que todos los autores antiguos coinciden en que frontalmente, si la línea no estaba rota, era invencible e inabordable. La fuerza de la falange también residía en el empuje de las filas traseras, que aunque no combatían, empujaban a sus compañeros con las sarissas que tenían de pie apoyadas en las espaldas de sus compañeros, que a su vez les daba una excelente protección contra los proyectiles, al crear una maraña de lanzas entrecruzadas que los desviarían. Esto último ha quedado constatado por el historiador Robert Mason, que en un experimento comprobó que hasta el 20 % de las flechas disparadas en tiro tenso eran desviadas.

Pero si la falange macedonia tenía grandes cualidades, también tenía grandes defectos. Era vulnerable en los flancos y retaguardia, y si debido al avance, retroceso o a irregularidades del terreno se formaban huecos en la formación, la formación entraba en una situación muy vulnerable.


Contera de bronce de una dory. Las
letras MAK que lleva inscritas, son
una abreviación de Makedonon
(de los macedonios), que muestran
que era un armamento dado por el
estado. Posiblemente pertenecieran
a un hipaspista.
Para evitarlo, era necesario un entrenamiento constante, entrenamiento con que contaban los hombres de Filipo. De hecho, la falange de los primeros tiempos era más flexible y menos propensa a una ruptura en la línea que las más tardías, auténticos bloques rígidos de larguísimas picas, incapaces de garantizar un frente cohesionado ante pequeñas irregularidades del terreno.

Hipaspistas: era la infantería de elite de Filipo II. Dispuso en un primer momento del batallón real o Agema, formado por 1.000 hombres, aunque posteriormente, crearía otros dos, posiblemente presentes ya en Queronea (338 a.C.).

Poco se sabe del equipamiento de esta unidad a través de las fuentes antiguas, pero el llamado “Sarcófago de Alejandro” (312 a.C.) es esclarecedor. No cabe duda de que son hipaspistas y no falangitas los representados. Portan un escudo hoplítico, ambas grebas, casco macedonio, armaduras de lino o una coraza metálica pero sin pteryges. Por desgracia, no se han conservado las armas que portan en las manos, pero estas deben haber sido lanzas hoplíticas, ya que se han encontrado conteras de estas con la señal de haber sido proporcionadas por el estado macedonio. También existe la posibilidad de que utilizaran jabalinas, ya que Plutarco nos indica que el oficial hipaspista Neoptolemos había servido con longche y escudo. En esa época, el término longche solía referir a jabalina o lanza arrojadiza. Siendo utilizados en las campañas de Alejandro para todo tipo de acciones, especialmente en las que se requerían de movilidad, es posible que fueran armados con ambas armas.


Pelópidas:
Beotarca (magistrado de la Liga Beocia) que entre sus mayores logros militares está el derrotar a dos morai espartanas (una mora estaba compuesta por 576 soldados) en la primavera del 375 a.C. con tan solo los 300 hombres del Batallón Sagrado de Tebas y escasa caballería. Fue también parte responsable de la decisiva victoria en Leuctra (371 a.C.) al mando del mismo cuerpo de elite.

Hetairoi, o caballería de "compañeros".

Caballería de compañeros: era una de las principales armas del rey macedonio debido a su excelente calidad y a la extraordinaria coordinación y relevancia que le dio en el campo de batalla. Su movilidad era soberbia gracias a que adoptaron la formación en cuña de los escitas o tracios. Permitía no solo cortar una formación enemiga, sino que daba mucha mayor movilidad y velocidad al acercarse o alejarse del enemigo (Arriano, Táctica 16.6-7).

Se organizaban en escuadrones llamados ilai, compuestos de 200 hombres, a su vez divididos en 4 tetrarquiai. Las ilai correspondían cada una a una demarcación territorial. La élite dentro de la caballería macedonia estaba representada por el agema, el escuadrón real, compuesto por  el doble de hombres y solía ser dirigido por el mismo rey. La principal función era, además de pelear a las órdenes del rey, proteger su vida. 
Su equipamiento estándar era de bastante calidad y como correspondía a una caballería de choque, su protección era bastante amplia, compuesta por un casco de bronce y una coraza de metal, lino, o cuero. El principal arma era la lanza, de unos 3 metros de largo, con ambas puntas metálicas para poder atacar en ambas direcciones o en caso de romperse una, poder utilizar la otra. Como arma secundaria, una formidable espada de tipo kopis era la más común.

La calidad de la tropa macedonia estaba, por tanto, bastante por encima de los cánones de la época, ya que no solamente tenía una amplia experiencia en combate, sino que el entrenamiento y la profesionalidad fueron una constante desde su ascenso al trono.

Mercenarios: eran parte importante de su ejército. Tras la toma de Anfípolis (357 a.C.), Filipo II tuvo acceso a las minas del Monte Pangeo que fueron explotadas a mucho mayor rendimiento, aportándole más de 1.000 talentos anuales, principalmente de oro. Con esto pudo asegurarse no solo aumentar su ejército nacional, sino reclutar a numerosos mercenarios. Es así como se explica que su ejército de 10.000 infantes (357 a.C.) pasara a 20.000 en el tercer enfrentamiento con Onomarco (353 a.C.), a pesar de los refuerzos tesalios.

Entre ellos habrían desde jabalineros, a infantes ificrátidas, a hoplitas. Los lugares de reclutamiento más probables serian principalmente Calcidia y aledaños. Más adelante se tratará con mayor detenimiento a este tipo de tropa que tan relevante fue en la época.

Moneda de Alejandro de Feras 3697358 a.C.
 Jinete tesalio con armadura metálica
con pteryges, casco beocio, lanza y espada.
Caballería Tesalia: al ser una extensa llanura, Tesalia disponía de las condiciones idóneas para disponer de un potente cuerpo de caballería, el mejor y más numeroso6 de toda Grecia, e incluso Macedonia. El equipamiento era más bien pesado, disponiendo muchos de ellos de casco, con predilección por el beocio, que garantizaba buena protección y visibilidad, así como una coraza de bronce. Para las piernas también habían elementos de protección, ya fuera para proteger muslo y caballo (como muestran monedas de la época), o solo la pierna del jinete con unas botas pesadas. Como elemento distintivo, los tesalios llevaban una capa típica de su tierra, que puede ser incluso distinguida en el Sarcófago de Alejandro. 

Para atacar disponían de una larga lanza de acometida, que unida a la forma romboidal que adoptaba su formación, era explotada al máximo su potencial. Esta formación era muy útil no solo para romper formaciones en algún punto debilitado, sino que les permitía cambiar de dirección con suma facilidad, lo que les daba una movilidad táctica superior al de las demás caballerías, incluso la macedonia.

Caballeria Tesalia. La mejor de toda Grecia Antigua.

Posiblemente el escuadrón más prestigioso y de mayor número fuera el de Farsalia7 y que probablemente sirvió como aliado junto a Filipo.

Infantería Tesalia: en su mayoría compuesta por peltastas y en menor número hoplitas. El equipamiento de los peltastas era muy simple: un manojo de jabalinas, un escudo pequeño y un sombrero. Los hoplitas por otro lado, iban pesadamente armados, con su lanza, espada, casco metálico, el pesado escudo (aspis), y en menor medida grebas y armadura. Jugaron un rol secundario dentro del ejército de Filipo.


Derecha: peltasta tesalio con sombrero petasos, clámide, tres jabalinas, una espada y un pequeño escudo. Izquierda: jinete tesalio con petasos, clámide y lanza. Moneda de plata tesalia de primera mitad del siglo IV a.C.

Tras este breve repaso por las fuerzas del rey Filipo, podemos dar fe de que Demóstenes ni mentía ni exageraba cuando afirmaba esto:

Se oye de Filipo que marcha donde le place, no porque comande una falange de hoplitas, sino porque se ha dotado de hostigadores, caballería, arqueros, mercenarios, etc.
Demóstenes III, 49.


Hoplita griego, con armadura completa.
ONOMARCO

A diferencia de Filipo II, poco es lo que se nos ha llegado sobre los hechos de este focense hijo de Eutícrates. Polieno en su obra Estratagemas nos describe dos brillantes maniobras militares del líder mercenario8. La primera no podemos datarla con precisión, aunque es probable que sucediera unos pocos años antes de la batalla de Leuctra. En esta ocasión Onomarco se enfrentaba a otro competente líder militar, el tebano Pelópidas. 

Se encontraban los beocios sitiando la ciudad de Elatea, la cual estaba bajo el mando militar de Onomarco. Posiblemente la situación para la ciudad fuera desesperada, por lo que tomó una decisión drástica, pero que sin duda nos permite ver el profundo conocimiento que poseía de todos los aspectos del arte de la guerra, incluido uno de los más importantes, el psicológico. 

El asedio era la modalidad de la guerra más molesta para la tropa (las ansias de botín era la principal motivación para un soldado) y mientras más largo era, con mayor saña trataban a la población de la ciudad cuando era esta conquistada. Es por ello que cuando se presentaba una posibilidad para batallar en campo abierto, esta no se solía rechazar, pues por norma general, los efectivos del ejército sitiador eran mucho mayores a la guarnición de la ciudad, además de librarse de las duras condiciones de mantener el asedio. 

Sacó en primer lugar a todos los soldados de la ciudad, claramente en inferioridad numérica, y que en cualquier otra ocasión, serían derrotados sin remedio por el enemigo beocio. Pero Onomarco utilizó un arma psicológica de doble filo: junto a sus soldados, sacó a toda la población civil. Madres, padres, esposas, hijos, abuelos, todos fueron formados cual línea de batalla ante los ojos de los sorprendidos beocios. Una vez que el enemigo había visto perfectamente esa cruda imagen, dispuso Onomarco a su tropa delante de sus propias familias. El mensaje para Pelópidas y sus hombres estaba claro, lucharían hasta la muerte, hasta el último soldado. Esta vez tras los soldados no estaba el campo abierto en el que huir, o las puertas de la ciudad abiertas tras las que esconderse. Si huían tenían que pasar por encima de su propia familia, y después chocar contras las murallas o las puertas, porque hasta estas incluso habían sido selladas. 

Ante tal panorama, Pelópidas, como excelente estratega que era, supo que poco tenía que hacer. No ya porque la moral de la tropa enemiga fuera muy superior, al igual que la determinación a luchar, sino que aunque fuera posible la victoria gracias a su número superior, esta sería a un precio muy caro. 

En batalla campal, la mayoría de las bajas se producían no durante el combate en sí, sino en la huida del ejercito vencido, de hecho, el ratio de bajas antes de la huida no solía ser muy diferente entre vencido y vencedor, es por ello que muchas veces al enemigo conviene darle una vía de escapatoria, para evitar que planten cara en una cruda lucha por su supervivencia. 

Tras lo narrado, no es hasta el 353 a.C. cuando volvemos a tener noticias de Onomarco, esta vez durante la llamada III Guerra Sagrada.

Ejército Focense:

Origen de los mercenarios: la III Guerra Sagrada supuso la contratación de un numeroso contingente mercenario como consecuencia de la utilización del enorme tesoro del Oráculo de Delfos. Onomarco no fue solo capaz de cubrir las cuantiosas bajas del abultado ejército de su predecesor Filomeno, sino que lo doblo. Pero ¿de dónde provenía semejante número de estipendiarios? 

La situación en Grecia difería mucho a la anterior a la Guerra del Peloponeso, e incluso a la de las primeras décadas o años siguientes. Una de las consecuencias que trajo esta larga guerra fue la de un gran número de veteranos sin más oficio que el de combatir y que se encontraban con un panorama socioeconómico bastante desolador. La gran mayoría de ellos a finales del Siglo V y principios del IV a.C. provenían del Peloponeso, especialmente de Arcadia, siendo el Ténaro el principal centro de reclutamiento del Mediterráneo. Pero ya en la época que nos compete, el panorama se había agravado todavía más. Sabemos por Isócrates que había una gran masa de hombres dispuestos para ser soldados de fortuna:

Además, usted encontrará muchos soldados a su servicio como desee, pues tal es ahora la situación en la antigua Grecia que es más fácil reunir un ejército más grande y más fuerte entre aquellos que vagan en el exilio que de aquellos que viven bajo sus organizaciones políticas propias. Pero en aquellos días no existía un cuerpo de soldados profesionales, y por lo tanto, obligados a recoger los mercenarios de los diversos estados, tuvieron que gastar más dinero en recompensas por sus agentes de reclutamiento que en pagar a las tropas.
Isócrates, 5,96.

Así, que ante este panorama, los altos precios que se estaban pagando, la proverbial riqueza del Oráculo de Delfos, las expectativas de saqueo, la situación geográfica de la Fócide, etc., no es de extrañar que la afluencia de mercenarios dependiera más del dinero del que dispusieran los focídios que del número que hubiera disponible. Sabemos también con seguridad que parte de estos en la etapa de Filomeno eran peloponesios (Diódoro 16.24.2), y no es de extrañar que siguieran reclutando allí en número cuantioso, pues tenían el beneplácito espartano9.

Caballería: Focidia no tenía una larga tradición en este cuerpo. De hecho, durante la invasión persa del 479 a.C., tras la derrota griega en las Termopilas, sabemos que los focídios fueron obligados a unirse al ejército persa. Cuatro mil infantes se encontraban en Platea, no habiendo presencia alguna de caballería, aunque Herodoto también nos informa (9.31) de la ausencia de algunos que no habían medizado y que se habían hecho fuerte en el Parnaso, lo que casi elimina la posibilidad de que se encontrara en una región tan abrupta cualquier unidad de caballería de importancia. 

La primera mención de caballería focidia se haya en Tucídides, aunque solo se menciona de pasada, sin aportar detalle alguno, teniendo que adelantarnos a la época que tratamos para saber algo más de ella, y por desgracia, tampoco es que las fuentes antiguas nos aporten algún detalle alguno.

Con Filomeno sabemos de una batalla exclusiva entre caballerías, en la que los focídios derrotaron a beocios y locrios, lo cual podría ser indicativo de la calidad de la caballería bajo el mando del líder estipendiario (Diódoro 16.30.3).

Bajo el mando de Onomarco, el número de la caballería, a pesar del abundante dinero del que dispuso fue discreto, tan solo 500 unidades, la mayor parte nobles del lugar, y en menor medida mercenarios10. La caballería, normalmente nobles, y gente adinerada, no se emplearía como mercenarios pagados por un tesoro sagrado expoliado. Aunque para los cánones griegos, tampoco era un número pequeño, ya que por ejemplo, dichonúmero apenas fue superado por la caballería ateniense, de mayor tradición e importancia11.

Infantería: era casi en su totalidad mercenarios, aunque J. Best cree que la mayoría eran focídios, aunque soy de la opinión contraria. Focidia nunca había sido un poder militar importante, con escasos soldados (un máximo de 4000 hoplitas en el 479 a.C. y 3.000 infantes en 279 a.C. en Termopilas), por lo que salvo los 1.000 peltastas escogidos focenses reclutados en los primeros estadios de la guerra (Diódoro 16.24.2 y 16.25.1), poco más se podía obtener en la Fócide. Con Onomarco, para reponer el ejército de la Liga Focidia de su derrota, reclutó a mercenarios, algunos focídios y recibió refuerzos entre sus aliados (Atenas, Esparta y algunas ciudades del Peloponeso).

Las reformas de Ifícrates dan por resultado un
infante como el del centro de la imagen.
Peltastas ificrátidas: nuevo tipo de tropa basada en las reformas de Ifícrates, posteriores al 374 a.C. o 378 a.C. Aunque se les denominaron peltastas a causa de su escudo, el concepto más bien es el de un hoplita ligero. Se encontraban en gran número entre los ejércitos mercenarios durante el siglo IV a.C. debido al bajo costo del equipamiento y a ligereza para hacer frente al nuevo tipo de guerra que había. Sabemos por Diódoro (15.44) que dicha reforma fue un éxito, difundiéndose entre las unidades mercenarias, de tal manera que los peltastas tracios no vuelven a ser mencionados en las fuentes antiguas hasta las campañas de Alejandro Magno.

Fue su campaña en Egipto probablemente la que le influenció para modificar el armamento. De los egipcios, contra los que luchó, tomó las lanzas de 3.65 m. de longitud, ya que comprobaría la enorme ventaja que suponía frente a las más cortas griegas. Los egipcios utilizaban largas lanzas (Ciropedia 6.2.10 y 7.1.33) así como armaduras de lino. Por su parte, el escudo se aligeró, y es descrito por Diódoro como symmetrous, es decir “del mismo tamaño” que el hoplita. Da la casualidad que en la tropa persa, junto a la cual Ifícrates peleó, se utilizaba un escudo así. También se nos menciona un alargamiento de la espada, lo cual no sería más que el reemplazamiento de la espada espartana12, más corta, por la común griega, el xiphos. No obstante, hay una cita de Herodoto (7.89.3) que habla de grandes sables portados por los egipcios, pero es poco probable la adopción de una espada egipcia. Por último, se sustituyeron las grebas metálicas por unas botas altas, que o fueron tomadas de los tracios, o diseñadas por Ifícrates, cuyo padre era zapatero.

Con estas medidas se obtuvo un infante más ligero, móvil y capaz de luchar en primera línea contra otras tropas más pesadas. A pesar de ser más ligero que el hoplita, sería más pesado que el falangita macedonio, tal y como podemos deducir del texto de Arriano (Anábasis 3.18.1) en el cual, Alejandro para una de sus marchas forzosas a través de las montañas, tomó a los falangitas, los hetairoi, caballería ligera, agrianos y arqueros, dejando a Parmenio con el equipaje, la caballería tesalia, los aliados griegos, auxiliares mercenarios “y el resto de los más pesadamente armados”. Esto puede implicar que incluso los mercenarios griegos, que en su mayoría eran peltastas ificrátidas, iban más pesadamente armados que los falangitas macedonios, o por el contrario, que la mayoría de los mercenarios eran hoplitas.


Tumba de Payava, ciudad de Jantos en Licia
(Turquía). En el lado "este" y el friso superior,
se puede observar una batalla entre soldados
de a pie (¿ificratidas?) y caballería.
Tenemos un relieve, la tumba de Payava, que podría representar lo que sería una carga de caballería contra lo que parecen ser unos peltastas ificrátidas mercenarios. Aunque no se aprecian las lanzas, es obvio que es lo que portaban, pero los escudos sí que son reveladores, pues son peltas, no los pesados aspis. Además, se aprecia que forman no de manera abierta, sino en lo que parece ser una formación cerrada. Otro aspecto interesante de las reformas de Ificrates es que también influyeron en Filipo II, pues es obvio que hay enormes similitudes entre el peltasta ificrátida y el falangita macedonio, siendo en estos últimos las modificaciones todavía más exageradas, alargando todavía más las lanzas y empequeñeciendo el escudo.


III GUERRA SAGRADA (355-346):




Fue en el marco de esta guerra cuando se produjo el enfrentamiento entre el líder de los focídios y el rey de Macedonia. 



El comienzo de la guerra fue causada por las heridas abiertas de otra guerra anterior, la que llevo a Esparta y Tebas a los campos de batalla. Tras la victoria de Tebas, esta pasó a controlar la Anfictionía13, la cual fue aprovechada para multar a los espartanos y a los focídios con enormes sumas de dinero. A Esparta por la conquista de la Cadmea, multa que fue pagada a pesar de ser cuantiosa. A los focídios por cultivar una planicie consagrada a Apolo de Delfos cerca de Cirrha, en el golfo de Corinto, pero estos, a diferencia de los lacedemonios, no pagaron la enorme multa, pues les era imposible. Ante esta negativa, los Tieromnemones14 solicitaron del Consejo Anfictiónico la maldición de las tierras focidias, poniéndolos así entre la espada y la pared.


Poco antes de que fuera declarada maldita la tierra focidia, entra en escena Filomeno, un personaje de gran reputación entre los suyos y con gran carisma y dotes de convicción. Consiguió que le nombraran strategos autokrator siendo su segundo el personaje que tratamos en el artículo, Onomarco.



El famoso trípode del Oráculo de Delfos. Pieza atribuida a Myson, Atenas, 500/490 a.C. (fotografía del autor).



El saqueo del Oráculo de Delfos: según Diódoro (16.56.6.), durante el juicio y tortura del principal administrador de los bienes del oráculo, un tal Filón, este declaró que Filomeno no había tocado los bienes del oráculo (cosa poco probable), no así Onomarco y su hermano Failo, que entre ellos dos y un tercer general, Falaeco, habían gastado la increíble suma de 10.000 talentos: Porque acuñó para dinero ciento veinte ladrillos de oro que habían sido dedicados por Creso rey de los Lidios cada uno de los cuales pesaba dos talentos, y trescientas sesenta copas de oro que pesaban cada una dos minas, y estatuas de oro de un león y de una mujer, que pesaban en total treinta talentos de oro, de modo que la suma total de oro que fue convertida en moneda, referida en plata, ascendía a cuatrocientos talentos, mientras que de las ofrendas de plata, las dedicadas por Creso y todos los demás, los tres generales habían gastado más de seiscientos talentos, y si a estos se añadieran las ofrendas de oro, la suma sobrepasaba los diez mil talentos.

Así, tras saquear el oráculo, Filomeno fue capaz de formar un ejército de más de 10.000 soldados (un ejército bastante más potente del que pudieran reclutar la mayoría de las ligas) entre infantería y caballería, de los cuales al menos mil eran peltastas focídios. Este ejército era en su inmensa mayoría de estipendiarios, que acudieron en masa ante los altos sueldos que pagaban los focídios, el doble de lo usual.

En la primavera del 355 a.C. la gran inversión en mercenarios de los focídios dio sus frutos. Primero derrotaron a un ejército conjunto locrio y beocio y después a otro tesalio de 6.000 hombres en la colina de Argolas. La cosa parecía marchar perfectamente para los planes de Filomeno, pero en el otoño del mismo año, un respetable ejército beocio y tesalio de 13.000 soldados entra en escena, así como unos refuerzos aqueos para los focídios15. La lucha se iba a plantear sin compasión, ya que los beocios estaban ejecutando a numerosos mercenarios capturados mientras forrajeaban. El desprecio hacia lo que ellos consideraban saqueadores de templos era absoluto, por lo que el bando focidio adoptó las mismas medidas.

Mapa de situación. Grecia y Macedonia durante la 3ra Guerra Sagrada.

Lo abrupto y frondoso de la Lócride forzó la batalla de manera inesperada. En determinado momento las vanguardias se toparon de improviso, originándose una inesperada batalla en la que los Beocios tenían superioridad numérica. Tuvieron lugar estos hechos cerca de la ciudad de Neón, al norte del monte Parnaso, siendo desbandados los focídios tras un duro combate, y muertos en gran número debido a las características del terreno, que dificultaban enormemente la huida. El propio Filomeno, herido y rodeado, se arrojó por un precipicio para evitar ser capturado. Onomarco, colega de Filomeno en el generalato, tomó el mando del ejército tras la muerte de este y salvó lo que pudo de él, coronándose como héroe.

Tras la derrota se reunieron en asamblea los focídios junto con sus aliados para deliberar el fin o continuación de la guerra. Aunque Diódoro achaca a Onomarco y su supuesta perfidia el ser capaz de convencer a la asamblea del mantenimiento de la guerra, esto no es del todo correcto. Antes de nada voy a comentar un asunto, y es sobre el saqueo del tesoro. Aunque Filón declarara que Filomeno no había tocado el tesoro, es la opción por continuar la guerra la que nos puede revelar lo que ocurrió. Si el tesoro no hubiera sido tocado, tras la derrota en Neón, el gran número de bajas sufridas, más los enormes recursos gastados, no harían viable la opción belicista, a menos que se tuviera que tocar el tesoro de Delfos, lo cual hubiera hecho la propuesta de Onomarco execrable por completo. Pero si el tesoro hubiera sido expoliado por Filomeno, Onomarco solo hubiera tenido que continuar con la línea que se había llevado, y no proponer un sacrilegio para su elección. De esta manera, el resto de la asamblea, sabiendo los enormes recursos que tenían a disposición y que podrían reconstruir el ejército rápidamente, optaron por la opción más atractiva. Solo un minoritario sector moderado estaba a favor de la paz. Finalmente Onomarco fue elegido strategos autokrator y su hermano Failo strategos.

Jinete tesalio con casco frigio y cresta. Mitad del VI a.C.
Preparativos para la guerra:

Como líder de los focídios su mando fue brillante. Con las enormes reservas de dinero de que disponía gracias al Oráculo acuñó moneda en gran cantidad para pagar a los mercenarios. Estas tenían en una cara una cabeza de toro, símbolo focidio, y en el reverso, su nombre rodeado por una guirnalda de laurel, símbolo del dios Apolo, a quien estaba consagrado principalmente el oráculo.

Debido a las bajas sufridas en la última derrota, contrató más mercenarios, cubriendo así no sólo los huecos dejados por las bajas, sino que aumentó todavía más el número de estos. Pero además de esto, su labor diplomática fue intensa, teniendo el soborno una parte importante en esta. No sólo renovó y aseguró la alianza de aquellos aliados más dudosos tras el descalabro focidio, sino que se atrajo a su bando a antiguos enemigos. Aunque algunos de estos no se aliaron con él, sí que firmaron la paz y se comprometieron a estar al margen. El caso más sonado fue el de los tesalios, un gran logro diplomático por parte de Onomarco. Estos, confiados, se embarcaron en una campaña asiática dirigida por Pammenes con 5.000 hombres bajo su mando.

Todo esto con lo que respecta a los asuntos externos, pero en los internos también se empleó a fondo. Para evitar disensiones no ya en el comienzo de la campaña, que es cuando se tienen todos los apoyos, sino cuando surgieran problemas a lo largo de esta, eliminó a los opositores del partido antibelicista, requisando sus bienes y aumentando así todavía más el tesoro de la Liga Focidia. Comostrategos autokrator, probablemente actuó dentro de la ley, pero era una actitud tiránica sin lugar a dudas.

Los preparativos militares fueron todavía de proporciones mayores a los de su sucesor Filomeno. La imagen de los mercenarios al servicio de los focídios en esta guerra que nos da Diódoro, es de gentes de mala vida sin respeto a los dioses. Pero también podemos hacer una lectura complementaria y ver en ello a una ingente masa de gente empobrecida a causa de las continuas guerras y sin otro oficio que este que servía al mejor postor.

Uno de los problemas que más ha traído de cabeza a los autores sobre el mercenariado es poder responder a la pregunta de quién equipaba a estos. En este caso en concreto, podemos llegar a pensar en un origen estatal de las armas16. También existe la posibilidad de que hubiera contratado a ingenieros expertos en artillería.

Tras un invierno (355/354 a.C.) bastante ajetreado, Onomarco se decidió a iniciar la campaña militar nada más llegar la primavera. El panorama parecía prometedor para sentenciar rápidamente la III Guerra Sagrada, ya que como hemos comentado, los tebanos tenían a gran parte de sus fuerzas en Asia, y el resto de la Liga Anfictiónica no era rival para los focidios. Además, Licofrón II, tirano de Feres, también atacaría a los tesalios, muy posiblemente bajo acuerdo con los focídios.

Su primera acción fue invadir el este de la Lócride (Lócride epicnemidiana), teniendo como principal objetivo la ciudad de Tronion, que controlaba los caminos a las Termopilas. Era una plaza difícil de tomar debido a su fuerte posición, suministro de agua y numerosa guarnición, por lo que era una pieza fundamental en los planes del general focidio. La tomo al asalto, siendo esclavizados sus habitantes y puesta una guarnición focidia. Anfisa se sometió voluntariamente ante el temor de sufrir el mismo destino que Tronion. Tras asegurar la posición, partió a territorio dorio, donde saqueó las cuatro ciudades dorias y sus tierras, consiguiendo una estupenda ruta entre los golfos Maliaco y Corintio, asegurando un paso de entrada a Focidia, y controlando el voto dorio en la Liga Anfictiónica.

La siguiente operación tendría como objetivo el noroeste de Beocia, más en concreto, Orcómenos, aunque más que una invasión fue un recibimiento, pues estos habían sido maltratados por los tebanos en el 364 a.C. Tras asegurar la ciudad, partió hacia una de las mayores ciudades de la zona, Queronea, la cual puso bajo asedio.


Mapa de las campañas de Onomarco para los años de referencia. Es necesario aclarar que se desconocen detalles sobre la campaña del año 354 a.C. en Tesalia, y que llevo al líder Focidio a enfrentarse dos veces con Filipo II de Macedonia. Por tanto, la indicación de la misma en el mapa, es solo a modo ilustrativo, y no refleja ningúna hipótesis o dato que sugiera la ubicación de tales enfrentamientos.

Todo hacía presagiar un paseo militar, pero entró en la partida un jugador temible: el rey Filipo II de Macedonia. Este había llegado en apoyo de los tebanos que habían solicitado su ayuda contra el tirano de Feras, el cual, ante la imposibilidad de hacer frente a ambos enemigos recurrió a Onomarco, que envió a su hermano Failo con 7.000 soldados. Aunque Diódoro no enlaza estos dos hechos, es lo más plausible, pues solo un debilitamiento significativo del ejército de Onomarco, explica la derrota de este por los Beocios mientras asediaba Queronea. A su hermano no le fue mejor, y fue igualmente derrotado por el arma conjunta de macedonios y tebanos antes de unirse a las fuerzas de Licofrón.

Esta fue la entrada de Filipo en la III Guerra Sagrada, y no pasaría mucho tiempo para que se enfrentaran en batalla el macedonio y el focidio.

Para finales del verano, Onomarco, tras la derrota en Queronea, y habiendo unido sus fuerzas a los restos de su hermano Failo, marcha a Tesalia donde por fin se daría el enfrentamiento con Filipo. El éxito de esta campaña contra los tesalios sería bastante determinante para el curso de la guerra. No solo traería un alivio de la pesadísima situación económica focidia, con un ejército sobredimensionado y costosísimo (debido a las inusuales altas pagas), sino que dejaría a los beocios solos en una guerra que no podrían afrontar. Políticamente las ganancias serian notables, ya que controlarían el voto tesalio, locrio, dorio, a los que habría que añadir el de sus aliados atenienses y espartanos, controlando así el Consejo Anfictiónico. La presencia de artillería en su ejército mostraría la determinación de Onomarco de tomar las ciudades tesalias y finiquitar el asunto.

ENFRENTAMIENTOS:

Primer enfrentamiento:

Por desgracia del primer choque entre estos dos personajes no nos ha llegado nada, salvo el resultado de este, que fue favorable para el focense. No fue una victoria decisiva, tanto es así que disputarían poco después otra batalla, lo que nos lleva a pensar que las bajas entre la tropa de Filipo no fueron cuantiosas, aunque sí que tuvo que tocar retirada.

Es lógico pensar que ante un enemigo tan formidable como la falange macedonia y una caballería muy superior en número, este enfrentamiento debió de llevarse a cabo no en una llanura, sino en algún sitio estrecho donde los jinetes macedonios no pudieran hacer uso de su superioridad.

Jinete macedonio. Eran la única pieza que desiquilibraba la balanza a favor de Filipo II.
Si como hemos indicado anteriormente, los mercenarios utilizaban una versión alargada de la dory introducida por el líder estipendiario Ifícrates, tendrían entonces gran capacidad de respuesta en un choque frontal contra las sarissas. Todo parece indicar esto, ya que tanto en Queronea, como en el asedio a Tebas, o en Isos, los hoplitas griegos fueron capaces de hacer frente a los macedonios y la victoria de estos no fue ni mucho menos fácil, sino más bien bastante difícil a pesar de que los hoplitas utilizaban la dory. Es más, se sabe que Darío puso a sus mercenarios griegos frente a la falange de Alejandro, por ser estos los únicos soldados parangonables al enemigo.

A pesar de no descartar por completo una batalla campal, ya que como hemos visto, sí que existían posibilidades por parte de Onomarco de poder hacer frente a la falange de Filipo II, lo más probable es que el encuentro fuera una simple escaramuza en la cual el ejército macedonio resultara derrotado, teniendo en cuenta la naturaleza montañosa de Grecia.

Segundo enfrentamiento:

En esta ocasión nos topamos con un enorme dilema: ¿Hubo artillería lanzadora de piedras en tiempos de Onomarco? Esto se debe al relato impreciso del poco fiable Polieno (2.38.2), que menciona la presencia de petrous kai petrobolous (lanzadores de piedras) durante la batalla. Dispongamos los argumentos a favor de ambas posibilidades:

Lanzadores de piedras:

  • Para empezar, la fuente no es fiable, de hecho incluso sitúa catapultas en manos de Cambises en el 525 a.C. Por tanto no debe tomarse muy en serio la precisión del pasaje, y mucho menos para fijar la fecha de creación de la primera artillería lanzadora de piedras.
  • Es curioso además que no se menciona nunca la utilización de artillería lanzadora de piedras (katapeltai petroboloi) hasta Alejandro Magno durante su campaña en Asia. Filipo II las hubiera adoptado para la guerra de asedio, como en Perinto en el 340 a.C. donde utilizó las lanzadoras de flechas (katapeltai oxibeleis), de lo cual no hay constancia alguna.
  • La dificultad de disponerlas en una colina, al estar pendiente abajo, las propias piedras se hubieran deslizado hacia abajo, haciendo imposible su disparo. Para hacer esto posible tendría que haberse escavado una base para posicionar las piezas horizontalmente, o modificando la base, adaptándola al terreno.
  • Polieno en ningún momento menciona catapulta alguna, solo lanzadores de piedras (petrous kai petrobolous). Por tanto decir que habían catapultas o algún tipo de mecanismo, es un añadido moderno.
  • Lo difícil de ocultar semejantes ingenios en gran número.
  • Polieno menciona a lo largo de su obra en dos ocasiones de manera clara artillería, y en ambas ocasiones aparece el verbo “disparar”, sin embargo en el caso que nos compete, utiliza “lanzar”, es decir, las piedras fueron lanzadas, no disparadas, haciendo una clara distinción.
  • Hechos similares de ejércitos puestos en apuros por culpa de lanzadores de piedras pueden ser encontrados en Tucídides (1.106 y 4.43), aunque solo tras rodearlos, como en Esfacteria.
  • El significado básico de petrobolos es el de una persona lanzadora de piedras, salvo que el contexto indicara lo contrario. Por ejemplo, si en un tratado sobre catapultas, se menciona petrobolos de forma aislada, se interpretaría como una catapulta lanzadora de piedras.

Un psiloi lanzador de piedras dispuesto a rematar a su enemigo. Puede que unos cuantos cientos como estos bien apostados pusieran en fuga a la orgullosa falange macedonia.

Artillería:
  • La posibilidad de artillería en manos de los focídios es posible debido a que poseían el mayor tesoro de Grecia, por lo que podrían costearse tales artilugios y sus ingenieros.Polieno relata que la falange macedonia fue destrozada por el impacto de las piedras, lo cual es difícil debido al limitado alcance de un lanzador humano, que solo afectaría a ambos flancos de la falange, poco más. Y si estaban cubiertos por la caballería, solo la caballería se hubiese visto afectada, a lo sumo, los hipaspistas.
  • Más difícil es ocultar cientos o miles de psiloi a una distancia de 25 metros (salvo en lo alto de un barranco) que unas decenas de catapultas.
  • Si hubieran sido psiloi simplemente, hubieran retrocedido unos pocos metros para ponerse a salvo, ya que por lo que nos dice el texto, ni siquiera entraron en contacto ambos ejércitos, por lo que un retroceso prudente hubiera puesto a salvo al ejército.
  • La evolución hipotética de la artillería podría haber sido la siguiente: primero se desarrolló el gastraphetes, después las maquinas lanzadoras de dardos basados en el arco, y posteriormente las de lanzar piedras. Luego vendrían las máquinas de torsión de ambos tipos. Aunque hipotética, podemos encontrar una posible base en un inventario encontrado en el Erecteión datado en el 307/306 a.C. (Inventory from the Erechtheum for 307/306, IG II2 no. 1487B, ll. 84–99) en el cual se mencionan, además de una catapulta de torsión, de dos catapultas lanzadoras de piedras de no-torsión. Por lo tanto, es posible que existiera previamente al descubrimiento de la torsión, katapeltai petroboloi. 
  • Tras el enfrentamiento, los soldados de Filipo se amotinaron, negándose a pelear. Es extraño que una simple encerrona con psiloi produjera un hecho de tanta relevancia. Buscando un hecho similar en el ejército macedonio para negarse a luchar, lo encontramos en el motín que sufrió Alejandro Magno en la India. Sus soldados, ante la perspectiva de enfrentarse a los Nanda y Gangaridai que contaban con unas fuerzas de 3.000 elefantes, 2.000 carros de guerra, 20.000 de caballería, 200.000 de infantería (Curcio 9.2.4), se niegan a continuar y pasar más penalidades. Por tanto, la utilización de un arma poco conocida, o desconocida por la tropa macedonia habría causado terror en ellos, de ahí el motín y la negativa a luchar.
Conclusión: como se ha podido apreciar, hay fuertes argumentos para ambas hipotesis, por lo que no es posible tomar una decisión de manera segura. También cabe la hipótesis de que Onomarco dispusiera de oxibeles (artillería sin torsión de dardos), ya que nos podríamos encontrar ante un suceso similar al de Alejandro en las Puertas Persas. Curcio Rufo y Diódoro mencionan el lanzamiento de rocas enormes por los persas, pero Arriano, la fuente más fiable, detallada, y escrupulosa en los términos por ser militar, hace referencia a proyectiles lanzados por maquinas ¿Pudo ser el caso de Polieno similar? tal vez.

La conclusión que saca el experto en poliorcética Duncan B. Campbell es la siguiente: Onomarco situó a su infantería lanzadora de piedras (petroboloi) a ambos lados de un barranco o colina muy pronunciada con forma de media luna, situando al resto de su ejército debajo del acantilado, cubriendo así las alturas.

Despliegue de fuerzas:

No disponemos de un relato detallado de él, pero sí que podemos crear un “borrador” de la batalla. Las fuerzas de Filipo II debieron ser superiores a la primera leva que hizo nada más tomar el trono, de 10.000 infantes y 600 de caballería e inferiores o iguales a las que dispuso en el tercer enfrentamiento, 20.000 infantes y 3000 de caballería, ya que contaba con los refuerzos tesalios, principalmente de caballería. Onomarco, por su parte poseería un número similar o inferior al del año siguiente, es decir, 20.000 infantes y 500 jinetes. Lo que sí que nos mencionan las fuentes es que superaba en número a las de Filipo II.


Esquema de la caballería macedonia en formación en cuña, la cual según Arriano, podía cortar las formaciones de infantería.

El centro macedonio lo ocuparían los falangitas, cubriendo su flanco derecho los hipaspistas y el izquierdo los mercenarios griegos y aliados tebanos. La caballería macedonia tendría reservada el lado derecho, mientras que los tesalios pelearían en el opuesto. Las hostilidades fueron iniciadas por los jabalineros de Filipo (en su mayoría tesalios y mercenarios), que dispararon al frente focidio, que tras un breve combate, o incluso sin esperar al cuerpo a cuerpo huyeron hacia el interior de unas colinas que tenían la forma de media luna. En lo alto de estas y dispuestas en los extremos, camufladas, estaba escondida la artillería. Cuando entraron dentro del rango de tiro, una lluvia de dardos cayó sobre las apretadas filas macedonias, causando verdadero estupor. A la señal dada, los focídios dieron media vuelta y cargaron contra los hombres de Filipo II, causando una gran matanza y forzando la huida. Fue tras este episodio cuando se dice que el rey macedonio pronuncio las palabras que iniciaban este artículo:

No huí, sino que retrocedí como los carneros, para hacer de nuevo más fuerte la embestida.
Esquema de batalla para el segundo enfrentamiento entre Onomarco y Filipo II de Macedonia. El mismo es una aproximación a partir de los pocos datos ofrecidos por Polieno en su Stratagemata: 2.38.2

Esta fue la segunda derrota consecutiva en los 6 años de campaña de Filipo II, las dos a manos del mismo hombre, que causo tal impacto en la tropa que se amotinaron, negándose a cumplir orden alguna de su rey. No sin mucho esfuerzo, pudo recobrar la confianza de sus hombres. Tras esto, volvió a Macedonia a pasar el invierno, un invierno muy frenético, pues le esperaba no ya resarcirse de la derrota, sino sustituir a los hombres perdidos.


La llegada del invierno, traía consigo el fin de las operaciones militares y el comienzo de la actividad diplomática, y es aquí donde hay una hipótesis (Buckler pág. 70) según la cual, Onomarco quiso poner fin a la guerra durante el invierno del 354/353 a.C. Onomarco con toda probabilidad deseara el fin de la guerra ante la entrada en el conflicto del fortísimo rival macedonio, y a la falta de entusiasmo de Atenas por el conflicto. Sin embargo, tal paz no fue posible.

Onomarco tenía dos opciones para el comienzo de su campaña: Tesalia o Beocia. La más obvia era Tesalia, pues debía asentar las conquistas del año anterior y terminar de rematar la faena, eliminando el peligro de la caballería tesalia de la ecuación ante cualquier nueva intentona por parte de Filipo. Pero lo que pareció obvio para el focidio fue ir a por Beocia, donde las fuerzas de Pammenes regresaban de su expedición asiática. Estas constaban de unos 5.000 infantes, victoriosos en dos batallas bajo las órdenes de Artabazo, y aunque el hábil Pammenes había sido asesinado por los persas, eran una fuerza a temer. Si no atacaba antes, la confederación Beocia daría graves problemas a Onomarco en el 353 a.C.

El líder focidio vence en batalla a una fuerza beocia de la cual no tenemos noticia sobre su fortaleza, pero por la nota de Aristóteles (Ét. Nic. 3.1116b), no fueron rival para las diestras y experimentadas huestes focenses, a pesar de ponerle todo el empeño. Tras esto, la ciudad de Coronea cayó en manos de Onomarco, ampliando así su magnífico currículo. Coronea estaba a horcajadas sobre la carretera principal entre el este y oeste de Beocia, siendo de gran relevancia estratégica. 

A finales de primavera o comienzos del verano, Filipo vuelve como el carnero que retrocede para embestir, entrando en Tesalia. El primer movimiento que hizo fue solucionar el problema de Feres, sitiándola, atrayendo así al líder focidio que se encontraba en Beocia, que por fin vio el gran error que había cometido no habiendo sentenciado el asunto tesalio. Onomarco avisó a los atenienses, instándolos a unirse a él, ofreciéndoles la oportunidad de vengar las derrotas sufridas a manos del macedonio. Atenas, consciente del peligro, se involucró como no lo había hecho durante toda la guerra, enviando una enorme flota liderada por Cares a Tesalia en apoyo de Onomarco. Este sería el tercer y último encuentro entre el strategos focense y Filipo.

Tercer enfrentamiento:

Las fuerzas a disposición de cada uno eran similares en infantería, unos 20.000 cada uno, pero había una enorme disparidad en cuanto a la caballería. Los macedonios contaban con una increíble fuerza de 3.000, y lo que era peor, Onomarco debía hacer frente a las dos mejores caballerías del Mediterráneo. Para contrarrestarla tenía tan solo 500, a todas luces insuficientes. Estaba claro que si quería obtener una victoria, no debía pelear en campo abierto, sino en algún lugar donde sus flancos estuvieran a cubierto.

Inexplicablemente, Onomarco plantó sus fuerzas en la llanura de los Campos del Azafrán, dando clara ventaja al macedonio. La parquedad de las fuentes impide saber cómo un experimentado e inteligente general comete dicho error. Tal vez hubiera un encuentro fortuito ya fuera por imprudencia (recordemos a Filomeno en Neón, o a Alejandro Magno en Isos), o algo que se ha llegado a decir, y es que Onomarco subestimara a Filipo II, lo cual considero harto improbable. La posibilidad más plausible es que el encuentro fuera prematuro, ya que tanto las tropas de Feres, como Cares y Onomarco se iban a reunir con toda probabilidad en Pagasas, que estaba bajo asedio macedonio, siendo el único puerto de la zona capaz de acoger a la enorme flota ateniense.

La batalla debió de ser muy igualada entre ambas infanterías, siendo la caballería de Filipo II, tras deshacerse rápidamente de la rival, la que decantó la batalla del lado macedonio, destrozando el flanco y la retaguardia mientras ambas infanterías estaban trabadas. Las tropas focidias huyeron al mar para nadar hasta la flota ateniense en busca de salvación, pero para la mayoría de ellos no pudo ser, convirtiéndose en la batalla más sangrienta de la historia clásica de Grecia, con 6.000 muertos en el bando focense (29.2% de bajas), incluido su general, más 3.000 prisioneros, que fueron inmediatamente arrojados al mar por saquear el templo.

El final de Onomarco es incierto, aunque solo en la forma de su muerte. Las versiones van desde su ahorcamiento o crucifixión por Filipo a su asesinato por sus propios hombres. Trágico final para el único rival digno del rey macedonio, el único capaz de derrotarle hasta dos veces.

Consecuencias y eventos posteriores:

Tras esta flamante victoria, Filipo no consiguió todo lo que hubiera deseado. Reafirmó su posición en Tesalia, siendo nombrado arconte, disponiendo así de un control total sobre los recursos tesalios, tanto monetarios como armamentísticos. Por su parte, Feres se sometió al macedonio tras la pérdida de sus aliados focídios y de los atenienses con la caída de Pagasas. Licofrón le entrego 2.000 soldados para que continuara su campaña contra sus antiguos aliados, los focídios.

Por otro lado, tuvo que frenar su expedición hacia la Fócide ante el envío de una fuerza ateniense al paso de las Termopilas, pues si Filipo lo cruzaba, Atenas estaría a su merced. Ante tal movimiento, prefirió Filipo no jugársela contra una posición tan fuerte.

Por su parte, en Focidia no cundió el pánico, sino que los restos del ejercito de Onomarco, unos 11.000 soldados fueron puestos a disposición de Failo, que prosiguió la guerra, una guerra que duraría hasta el 346 a.C. y que acabaría con la derrota definitiva de los focenses y con un auge del poder macedonio.

Por Francisco J. Matías Bueno.

Notas:

Nota 1: Justino (V 7. 9-19) menciona una regencia, pero es una fuente muy tardía y poco fiable.
Nota 2: Descrito ya por Tucídides (2.100.4-5) como bravos y acorazados.
Nota 3: ya que probablemente en su origen cada dekas contaba con 10 hombres, ampliados luego a 16 en época de Alejandro, manteniendo, sin embargo, el nombre.
Nota 4: según Teofrasto, filósofo griego amigo de Calístenes, uno de los hombres de Alejandro, la longitud de la sarissa era de 12 codos. Este codo pudo ser un codo macedonio, ya que el autor hace referencia a una fuente macedonia, y que seria 3/4 partes del ático. Además, dice que esta era la medida de las lanzas más largas, por lo que habían otras más cortas.
Nota 5: puede que sea este el antecesor del moderno pakul que visten algunos afganos y pakistaníes.
Nota 6: en el 378 a.C. Jasón de Feres, tagos de la Liga Tesalia disponía de 6.000. Fue además el creador de la formación en forma romboidal.
Nota 7: por lo menos lo fue en época de Alejandro Magno, (Arriano 3.11.10).
Nota 8: se le suele mencionar a Onomarco como mercenario, pero era más bien líder de mercenarios, ya que el mismo no era un mercenario, sino stratego autokratos de los focídios. Él se limitó a contratarlos.
Nota 9: tal y como había sucedido con Dionisio el Viejo (Diódoro 14.44.2).
Nota 10: al igual que los de Jasón de Feras, J. E. Lendon, pag. 102.
Nota 11: 600 en el 424 a.C. en Megara frente a los beocios; 1000 en el 407 a.C. en Ática frente a los espartanos (hay dos versiones, una de Diódoro Sículo y otra de Tucídides, con divergencias); 600 en el 394 a.C. en Nemea.
Nota 12: recordemos que el equipamiento de los mercenarios había sido muy influenciado por el lacedemonio.
Nota 13: frecuentemente en el pasado había sido el lugar donde se dirimían los juegos de poder de la Grecia central.
Nota 14: oficiales al cargo de los negocios sagrados en las reuniones del Consejo Anfictiónico, dos de cada nación.
Nota 15: Diódoro nos da unas cifras bastante grandes, 13.000 soldados para la Confederación Beocia y 3.000 para tesalios, por tan solo 10.000 en el bando focidio. K. J. Beloch sugirió que la cifra de 13.000 beocios incluía a la leva anfictiónica, los 6.000 tesalios con sus aliados y 1.000 locrios, pues estos normalmente en campaña desplegaban como mucho a 8.000 entre caballería e infantería. Además, es dudoso que Filomeno presentara batalla contra un ejército que le doblaba.
Nota 16: Diódoro Sículo 16.23.2: Onomarco (…) preparó un gran abastecimiento de armas de bronce y hierro.

Bibliografia:

Autores modernos:
The Cavalry of Classical Greece. I. G. Spence. Clarendon Peperbacks, 2001.
Alexander the Great. King, Commander and Statesman. N. G. L. Hammond. Bristol Classical Paperbacks, 2001.
Hippeis. The Cavalry of Ancient Greece. Leslie J. Worley. Westview Press, 1994.
Hellenistic Military & Naval Developments. W. W. Tarn. Ares Publishers INC. 1930.
Greek Mercenaries. From the Late Archaic Period to Alexander. Matthew Trundle. Routledge, 2008.
The Wars of the Ancient Greeks. David Hanson. Cassell, 1999.
The Cambridge History of Greek and Roman Warfare - vol.1 - Greece, The Hellenistic World and the Rise of Rome. VV.AA. Cambridge University Press, 2008.
Macedonian Warrior. Waldemar Heckel. Osprey Publishing, 2006.
Cavalry Operations in the Ancient Greek World. Robert E. Gaebel. University of Oklahoma Press, 2002.
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Armies of the Macedonian and Punic Wars 359-146BC. Duncan Head. Wargames Research Group Publication, 1982.
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Land Battles in 5th Century B.C Greece. Fred Eugene Ray. McFarland & Company, Inc., Publishers, 2009.
Greek and Roman Artillery 399 BC-AD 363. Duncan B. Campbell. Osprey Publishing, 2003.
Cambridge Ancient History Vol. 6. 4th BC. VV.AA. Cambridge University Press, 2008.
Soldiers & Ghosts. A History of Battle in Classical Antiquity. J. E. Lendon. Yale University Press, 2005.
Philip II and the Sacred War. John Buckler. E. J. Brill, 1989.
The macedonian sarissa, spear and related armor. Minor M. Markle III. AJA, Vol. 81, No 3 (Summer, 1977) , 323-339.

Autores Clásicos:
Biblioteca histórica, Diódoro.
Epítome de las "historias filípicas" de Pompeyo Trogo, Justino.
Filipo, Isócrates.
Filípicas, Demóstenes.
Ética Nicomáquea, Aristóteles.
Estratagemas, Polieno.
Historia de la Guerra del Peloponeso, Tucídides.
Stratagemata, Frontino.
Anábasis de Alejandro Magno,  Flavio Arriano.
Historia de Alejandro Magno, Curcio Rufo.
Los nueve libros de la historia, Heródoto de Halicarnaso.

Webs:
http://www.ne.jp/asahi/luke/ueda-sarson/Iphikrates1.html

Documentales:
Los malos de la historia: Alejandro Magno”, History Channel.


4 comentarios:

  1. Nuevo articulo en AH Web!!
    Esta vez, de nuestro gran amigo, y especialista en conflictos y guerras de la antigüedad: Francisco Matias Bueno. Recomendamos su lectura, pues seguramente será de tu agrado.

    Y no dejes de comentar, te esperamos!!

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  2. Muy buen artículo, Felicidades Francisco. También quiero felicitar a esta página amiga por su gran trabajo de divulgación de la Historia Antigua.

    Rafael Velis

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    1. Gracias por lo que nos toca Figu!! muchas gracias...

      Aprovecho para avisar que mañana vamos a crear un tema de debate en el Foro de AH. Será anunciado por Facebook.
      Allí los esperamos a todos los interesados para debatir sobre tan interesante tema. Igualmente, aquellos que quieran dejar sus comentarios aquí, serán bienvenidos y respondidos adecuadamente.

      saludos.

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  3. Ya esta habilitado en nuestro Foro el DEBATE sobre este artículo. Ingresa a través del siguiente enlace:

    http://anabasis-historica-foro.1074994.n5.nabble.com/Filipo-II-vs-Onomarco-El-debate-tp280.html

    Los esperamos!!

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anabasishistorica@gmail.com