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lunes, 18 de marzo de 2013

El Ostracismo de Cimón de Atenas, 461 a.C.




Cimón, hijo de Milciades, del demo de Lacíadas, de la tribu Énida, fue una de las principales figuras de la política ateniense entre el 479 y el 450, año de su muerte. Pero no todo este período fue para Cimón un continuo de adulaciones por parte de sus compatriotas, pues hubo de pasar varios años en el destierro tras sufrir ostracismo, y marcharse de su querida Atenas. Será esta etapa de su vida la que se tratará en este artículo.




Causas del Ostracismo.

Tras el terremoto acontecido en Lacedemonia en el año 464/3, los espartanos se encontraban en una situación muy apurada. Al parecer, el desastre natural se hizo sentir de manera virulenta en el centro urbano, donde los daños fueron cuantiosos, aunque sin duda los datos de destrucción y mortandad que ofrecen tanto Plutarco (Cimón XVI) como Diodoro (XI, 63,1) son exagerados. No obstante los lacedemonios tuvieron que hacer frente a otro problema, el enfrentamiento contra los hilotas, tanto mesenios como laconios. Estos, o bien se sublevaron aprovechando la situación de desconcierto, o de lo contrario intentaron explotar las consecuencias del terremoto para una acción militar en una guerra ya iniciada con anterioridad. (Para esta polémica consultar Oliva, 1983;155-165) Sin embargo la rápida respuesta del rey Arquídamo II, quién organizó a los suyos de manera decidida, evitó una posible derrota lacedemonia ante sus antiguos siervos. Los hilotas decidieron entonces refugiarse en el monte Itome, donde se hicieron fuertes. (Fornis, 2003;106-108).
Ante estos acontecimientos, los espartanos pidieron ayuda a sus aliados de la Liga Helénica, entre ellos a los atenienses, que pasaban por ser los mejores en tomar plazas.(Tuc. I, 102) Sin duda los lacedemonios sabían que si demandan ayuda a Atenas, encontrarían cierto apoyo entre los atenienses, no en vano el gran admirador de Esparta, Cimón, se encontraba en la cúspide de su gloria tras derrotar a los persas en la batalla del Eurimedonte (466), e integrar por la fuerza a los tasios como aliados de los atenienses (463). Como continuador de la línea política de Arístides, (Plu. Cimón, V) Cimón encarnaba al ideal aristocrático de ser el primero entre sus iguales, pero además su línea de actuación proespartana le hacía considerar prioritario la continuación de la guerra contra el “bárbaro”, a la vez que se mantenía una paz estable con los lacedemonios.
Así, ante la llegada de la delegación espartana a Atenas pidiendo ayuda, fue Cimón el encargado de convencer a la asamblea de ciudadanos atenienses de tomar parte en la expedición de ayuda, oponiéndose a la postura defendida por Efialtes, que abogaba por la no intervención. Finalmente Cimón convenció a los atenienses tras esgrimir el recurso del propio incremento del poder de Atenas antes que el auxilio a los espartanos. De esta manera Cimón partió a Esparta con 4.000 hoplitas. (Plu. Cimón, XVI, Ar. Lisístrata. 1143).
Sin embargo las operaciones de asedio para tomar el monte Itome, se alargaron sin que se consiguieran resultados favorables por parte de los sitiadores, ante lo cual los espartanos decidieron tomar una resolución que tendría gran repercusión en el Ática, despedir de entre todos los aliados allí presentes solo a los atenienses. Esta acción, acaecida en el 462 y que en Atenas fue conocida como el “insulto de Itome”, queda muy bien expuesta por Tucídides (I, 102), el cual habla de dos motivos claros, al menos para los lacedemonios, para que estos se inclinaran por remitir a los atenienses de vuelta a sus hogares. Por un lado la propia prolongación del asedio y la imposibilidad de asalto, que hizo que la fama de los atenienses como sitiadores se viesa mermada de manera considerable, y por otro el miedo de los espartanos a las ideas democráticas de los atenienses, las cuales les podían llevar a simpatizar con los asediados si continuaban en el lugar.
Las consecuencias en Esparta de la decisión de invitar a marcharse a los atenienses fue mínima, pues, aunque los espartanos fueron incapaces de asaltar Itome y la guerra contra los hilotas se prolongó hasta posiblemente el 459, finalmente alcanzaron la victoria. Pero en Atenas la vuelta de su cuerpo expedicionario, a finales del 462, se tomó como una afrenta, y todas las iras se centraron en el personaje que más se había involucrado personalmente en la campaña, Cimón.
La Atenas que habían dejado Cimón y sus 4.000 hoplitas, no era la misma con la que se encontraron a la vuelta en el otoño del 462. La ausencia del carismático aristócrata había sido aprovechada por sus rivales políticos, entre los que destacaba Efialtes, para sacar adelante la reforma del Areópago. Las reformas de Clístenes no habían eliminado este órgano aristocrático, sino que solo lo había “debilitado” con la instauración del democrático consejo de los Quinientos. En el Areópago ingresaban los arcontes al término de sus funciones, y como las magistraturas estaban colmadas por las clases más altas, cuando se abría un caso de investigación de las cuentas de los antiguos magistrados, al parecer los aeropagitas cerraban filas entorno a los suyos, por lo que las rendiciones de cuentas (Euthynai)se hacían muy difíciles. Una de las reivindicaciones de las fuerzas democráticas, en claro ascenso por esta época, era, sino la supresión del propio Areópago, al menos la transmisión a los Quinientos del estudio de las cuentas de los magistrados. Con las reformas de Efialtes, el Areópago perdió su papel de “guardián de la Constitución”, y repartió sus competencias entre el consejo de los Quinientos, la asamblea y la Heliea. Desde entonces el Areópago se vio reducido a la jurisdicción sobre los delitos de sangre. (Arist. 25, 1-2).
Efialtes, hijo de Sofónides, representaba la cabeza más visible de los que propugnaban por una democracia más profunda. Por seguir palabras de Aristóteles, Efialtes estaba “al frente del pueblo”. Presumible continuador de la política de Temistocles tras el ostracismo de este en el 471/0, Efialtes, supo aprovechar la ausencia de esos 4.000 hoplitas, ya que estos representaban el sustento de Cimón en la asamblea, para sacar adelante la comentada reforma del Areópago. La discrepancia política entre hoplitas y marineros, es decir, propietarios de tierras frente al pueblo llano, estalló de manera abierta por primera vez en Atenas.
No sabemos si Cimón decidió esperar su momento más adelante, o de lo contrario,se opuso de forma explícita a las nuevas reformas de Efialtes, aunque todo parece indicar que no hizo esto último. Lo que es cierto es que su popularidad se encontraba muy baja en Atenas tras el vergonzoso retorno de Itome. Es este último motivo, el enfado de los atenienses con todos los laconizantes por lo ocurrido en Mesenia, y no su oposición a las reformas, el que sirve como pretexto a sus rivales para enviar al ostracismo a Cimón en el 461.(Plu. Cimón, XVI).


El ostracismo.

Tras la decisión de la mayoría de los atenienses, concretamente se necesitaban 6.000 votos para enviar a algún ciudadano al ostracismo, Cimón se vio obligado a marcharse del Ática, pero no a vender sus posesiones, por lo que su riqueza quedó intacta. No sabemos el lugar escogido por el aristócrata ateniense para pasar estos años, aunque es de suponer, que Cimón no optó por marcharse demasiado lejos de su hogar, al menos si damos pábulo a determinados acontecimientos futuros.
Es por estas fechas cuando los “demócratas” sufren también un serio revés, el asesinato de Efialtes. No sabemos la fecha concreta, pero si que ocurrió poco después de sus reformas, pero no podemos concretar si este asesinato fue anterior al ostracismo de Cimón, o bien resultado del mismo. Lo que si indica este magnicidio es la gran agitación política de la que era presa Atenas en aquellos momentos. Pero sin duda son los laconófilos los más afectados por la marcha de su mayor baluarte, por lo que no pudieron frenar a la política antiespartana que se desató en Atenas tras la marcha de Cimón. Efectivamente los atenienses rompieron con los lacedemonios y buscaron una alianza con los argivos, tradicionales enemigos de los lacedemonios, y los tesalios.
Ostraca con el nombre de Cimón hijo de Milcíades.
Fuente: Wikipedia.
Fruto de este cambio en la política exterior de Atenas fue el primer enfrentamiento abierto entre espartanos y atenienses, en la batalla de Tanagra (verano del 457), donde ambos contendientes se jugaban la supremacía en la Grecia central. No nos detendremos en los pormenores de la batalla (D. S. XI, 80, Tuc. I, 107, 108), simplemente diremos que fue ganada por los lacedemonios, aunque tras su victoria se marcharon precipitadamente al Peloponeso, no sabiendo o no pudiendo rentabilizar al máximo su victoria.
Lo que nos interesa del combate es un pasaje de Plutarco (Cimón, XVII) en el que se coloca a Cimón en el lugar de los hechos, concretamente queriendo participar en los combates. Al no permitírsele luchar, arengó a sus amigos a que combatieran con denuedo y demostraran su lealtad hacia Atenas. Dicho pasaje, que parecería ser otro de los muchos ensalzamientos de sus personajes por parte de Plutarco, podría estar sin embargo relacionado con la llamada que recibieron los espartanos antes de la batalla por parte de algunos atenienses para que estos derrocaran a la democracia y desmantelaran las obras recién empezadas de los Largos Muros. (Tuc. I, 107). ¿Podría formar Cimón parte de los conjurados? ¿Fue informado de la conjura y quiso desligarse de ella mediante aquel acto de patriotismo ante todos los presentes en Tanagra?
Si bien en la fecha de expulsión de Cimón hay unanimidad, no ocurre lo mismo con la fecha de la vuelta del ostracismo del líder laconófilo. La mayoría de los autores estiman que cumplió sus 10 años de ostracismo, pero Plutarco (Cimón, XVII, y Pericles, X) y Cornelio Nepote (Cimón, III), siguiendo ambos probablemente a Teopompo, no dudan en decir que a propuesta de Pericles se hizo llamar a Cimón tras la batalla de Tanagra. El motivo de la llamada sería la prueba de lealtad dada antes de la batalla, y el miedo a una invasión del Ática por parte peloponesia en verano.
Pero si se acepta la fecha del 457 como la de la vuelta de Cimón, podría pensarse que también habría que adelantar la fecha de la tregua de cinco años firmada entre Atenas y Esparta, pues fue Cimón el participe de la misma. Respecto a este punto también hay controversias. Habitualmente,y siguiendo a Tucídides (I, 112), se fija en el 451 el año de la paz, pero Diodoro (XI, 86,1) la establece en el arcontado de Aristón, es decir en el 454/3.

Atenas, el puerto del Pireo y los "Muros Largos".

Conclusión.

Por lo tanto podemos pensar que la vuelta de Cimón tuvo que ser bastante antes de la paz con los espartanos del 451, mínimo un año antes. La fecha que propone Plutarco, 457 es excesivamente temprana, pero no así los motivos que aduce para su vuelta. De nuevo hay que seguir a Plutarco con reservas, pero parece bastante verosímil que los “demócratas” quisieran tener un gesto de aplacamiento hacia los aristócratas después de las últimas medidas democráticas de los últimos años, es decir, la reforma del Areópago en 462 y la apertura del arcontado a los zeugitas en el 458/7. De esta manera la vuelta de Cimón sería el gesto perfecto.
El propio asunto de la paz entre atenienses y espartanos, es otro factor a tener en cuenta, pues parece lógico que si Cimón volvió a Atenas antes del 451, no consiguiera hacer prevalecer su postura de paz con los espartanos pasado un tiempo prudente. Probablemente la precaución hubiera marcado sus primeros tiempos de vuelta a la política ateniense, pues no habría sido muy responsable hablar a favor de los lacedemonios en un período de guerra contra estos. De esta manera es Tucídides quien está en la verdad estableciendo el año 451, pues Diodoro establece la paz en el arcontado de Ariston (454/3), pero el propio nombre de Aristón no aparece en ninguna otra lista de arcontes. (Develin, 1989; 74-79).
Otro motivo que nos lleva a pensar en la vuelta antes que se cumplieran los 10 años de ostracismo de Cimón, es la expedición que el líder aristócrata comandó en el 451 contra los persas. Se hace difícil pensar que Cimón hubiese vuelto en ese mismo año de su ostracismo, consiguiendo rápidamente una elección para el cargo de estratego. Por todos estos motivos, la vuelta de Cimón debe establecerse en torno a los años 453/2.
Finalmente Cimón encontraría la muerte por medio de una enfermedad, mientras comandaba un potente ejército en dicha expedición cuando se encontraba asediando Citio, en Chipre, en el 450, luchando contra su odiado enemigo, el imperio persa.


Autor:
RAFAEL VELIS FERRE.




Bibliografía moderna:

- Bengtson, Hermann. Griegos y persas. 1 El mundo mediterráneo en la edad Antigua. Colección historia universal siglo XXI. 1972
- Develin, Robert. Athenian officials 684-321 B.C. 1989.
- Fornís, César. Esparta. Historia, sociedad y cultura de un mito historiográfico. 1993.
- Oliva, Pavel. Esparta y sus problemas sociales. 1983.
- Plácido, Domingo. La Pentecontecia, Colección Historia del Mundo Antiguo, 24, Akal.
- Rodríguez Adrados, Francisco. La democracia ateniense. 2007.
- Will, Édouard. El mundo griego y el oriente, I. El siglo V (510-403). Colección Pueblos y Civilizaciones, 22, Akal.


Fuentes clásicas.

- Aristófanes, Lisístrata.
- Aristóteles, Política.
- Diodoro Sículo, Biblioteca Histórica.
- Cornelio Nepote, Vida de Cimón.
- Plutarco, Vida de Cimón.
- Tucídides, Historia de la Guerra del Peloponeso.

1 comentario:

  1. Nuevo artículo en Anábasis Histórica!! Los creditos del trabajo son para un amigo de la casa. RAFAEL VELIS FERRE
    Te invitamos a leerlo y a dejarnos un comentario. Te esperamos!

    Saludos!

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