Iniciamos en Anábasis Histórica, lo que esperamos sea una saga
de artículos que ofrezca un panorama lo más completo posible sobre los pueblos
ilirios en relación al mundo “civilizado”, centrado en las menciones que la
historiografía antigua tradicional nos ha dejado sobre ellos. En esta
oportunidad nos ocuparemos de los primeros registros en las fuentes antiguas hasta el reinado de Bardilis I incluido.
La tradición histórica se ha ocupado oportunamente de los
pueblos de la región conocida como Iliria por los antiguos griegos. Desde
Heródoto a Cicerón, pasando por Justino, Diodoro, Apiano, Polibio, Plutarco y
Estrabón, cada uno ha dejado a su manera, una estampa sobre los pueblos de
iliria o alguno de sus más conocidos personajes. Intentando explicar su origen
basándose en la mitología griega, así como su participación en los principales
hechos históricos.
En las crónicas recogidas por Apiano se menciona el origen
mítico de los pueblos ilirios encuadrado en la mitología griega, cuando se dice
que, fruto de la unión de Polifemo y Galatea (Ap.Ill.1) nacen Celtus, Illyrius y Galas dioses epónimos (y
origen) de Celtas, Ilirios y Galos. Estos últimos curiosamente diferenciados de
los primeros. Tal vez como extensión de la manera en que era visto esto este
pueblo, sea por griegos los primeros, o romanos los segundos.
También informa Apiano que “(…) Illyrius tuvo seis hijos, Encheleus,
Autarieus, Dardanus, Mædus, taulas, y Perrhæbus, también hijas, Partho,
Daortho, Dassaro, entre otros, de quien surgió los Taulantii, los Perrhæbi, los
Enchelees, los Autarienses, los Dardani, los Partheni , los Dassaretii, y los
Darsii. Autarieus tenido un hijo Pannonius o Peón, y este último tuvo de hijos
a Scordiscus y Triballus, de los cuales se derivaron las naciones que llevan
nombres similares (…)”. Enumerando así,
a los pueblos históricos que formaban parte la nación Iliria, pero
incluyendo a los controvertidos Scordiscos, cuya filiación no está
completamente establecida. Pudiendo ser, muy probablemente, un pueblo de origen
celta, o al menos un pueblo mixto celto-illirio.
Las crónicas de Apiano no están exentas de datos cuasi
fantasiosos. Pero, cierta tradición recogida en la Biblioteca Mitológica de Pseudo-Apollodoro, aporta algunos datos
históricamente un poco más creíbles, aunque no completamente libres de cierto
velo mítico, cuando cuenta que “(…) Cadmo
y Harmonia abandonaron Tebas y se fueron a Encheles. Como los enchelenses
estaban siendo atacados por los ilirios, Dios declaro por un oráculo que iban a
sacar lo mejor de los ilirios, si estos tenían a Cadmo y Harmonia como sus
líderes. Ellos le creyeron, y se hicieron entonces dirigentes de los ilirios, y
consiguieron lo mejor de ellos. Cadmo reinó sobre los ilirios, y un hijo
Illyrius nació de él. Pero después se fue, junto con Harmonia, y se convirtió
en una serpiente y fue enviado por Zeus a los Campos Elíseos[1]”
(Apollodoro 3.5.4)[2].
El reino de Enqueles en medio de la relación entre ilirios y
griegos volverá a aparecer varias veces en la historia registrada por las
antiguas fuentes históricas, como protagonistas o testigos de algunos de los
hechos más interesantes de la historia de aquella región. Apareciendo algunas
veces como estado puramente ilirio, o a veces como un país en parte griego, o
al menos profundamente helenizado. Tal vez por su cercanía con el mundo heleno,
y ser de algún modo, la primer referencia que los griegos tuvieron de aquellos
pueblos bárbaros.
Ahora bien, la historiografía actual, en general se debate
sobre la filiación étnica de los ilirios en cuanto a continuidad o no de la “Cultura de Lusacia” (o “cultura lusaciana”). Mucho más difícil
de probar, incluso, seria poder definir una unidad étnica “iliria” en tiempo de
la cultura de urnas. Como dice P. Bosch Gimpera “lo más probable es que corresponda a una etapa de los pueblos
danubianos de la Edad de Bronce que correspondería a una etapa paralela de las
poblaciones de los túmulos y hasta de los lusacianos, cuyas relaciones mutuas
habían sido intimas durante largos siglos antes de la expansión de la cultura
de las urnas”. De esta forma, a los ilirios no es posible identificarlos
como una evolución directa de lusacia, más bien como absorvedores de un
desprendimientos de aquella cultura resultando pues los ilirios históricos de
este cruce y evolución.
No es motivo de este escrito indagar sobre la cultura
material, u otros aspectos, de la cultura iliria y sus manifestaciones. Sino la
de rastrear entre las fuentes antiguas la relación de estos pueblos con el
mundo civilizado a partir de los grandes eventos que marcaron los destinos de
la humanidad en aquella parte del mundo, e intentar reconstruir lo más completo
posible, una historia de los pueblos ilirios. Cuestión sobre la que ponemos
manos a la obra a continuación.
Mapa de situación. En verde, los pueblos ilirios. |
Aparición histórica. Primeras menciones en la historiografía
tradicional.
Las primeras menciones referentes a este pueblo, los ilirios
históricos, tienen lugar, como no podía ser de otra manera, en fuentes griegas.
Tal vez sea Escilax de Cariadna, famoso por su periplo por el Océano Indico y
el Golfo Pérsico, quien recoja las primeras descripciones de los pueblos
ilirios en un escrito que se le atribuye, pero del que no se está completamente
seguro que le pertenezca[3]:,
conocido como Periplo de Pseudo-Escilax.
En el primer capítulo de esta obra, el dedicado a Europa, se
describe a los ilirios históricos como habitantes de la costa del Adriático, aunque
los distingue de los Istrios y Liburnios (claramente ilirios), extendiéndolo dicho
país desde Liburnia hasta Epiro. Menciona a varias ciudades y pueblos, y
destaca al reino de Enqueles (Encheles o
Enchelei) como claramente ilirio. Aunque, tal como muestra la tradición,
muy helenizado o probablemente “mixto” en su conformación.
El reino de Enqueles, que se desarrollaba en los alrededores
del lago Ohrid (entre las actuales Albania y Macedonia) y con capital en Liknido, vuelve a ser mencionado por Heródoto
ya sin dudas como reino ilirio. Un estado reconocido, el primero que entre
ilirios se tenga noticias. Y lo hace en el marco de una supuesta expedición de
saqueo organizada por este reino en territorio griego, que incluso pudo haber
llegado a atacar Delfos y la antigua Tebas[4].
La compleja situación entre los reinos ilirios y los pueblos
griegos, como evidencia la historia del reino de Enqueles, reaparece ya durante
la Guerra del Peloponeso y es relatado por Tucídides (Tuc 4, 83 y 4, 124-128)
cuando este cuenta que el rey espartano Brásidas, con mil quinientos espartanos
de a pie (es decir, hoplitas), interviene a favor de Pérdicas II de Macedonia
en el conflicto que este rey macedonio tenía con Lincestes (notar la similitud
del nombre de este reino con la capital de Enqueles), pequeño reino por
entonces independiente de Macedonia[5].
Corría el año 424 a.C. el espartano Brásidas, partió a Tracia
para “poner orden” en aquella región[6] en
unión de sus aliados en Tesalia (Panero de Doria, Hipolóquidas de Torilo y
Estrófavo de Calcide entre otros tesalios). Ya en Calcidia se le uniría
Pérdicas, el mencionado rey macedonio, que si bien aún no se manifestaba del
todo en contra de los atenienses (recordemos que estos eventos relatados
ocurren en plena Guerra del Peloponeso), ya mascullaba oponérseles, por lo cual
demandaba la ayuda de los lacedemonios contra ellos (los atenienses), pero
también contra el rey Arrabeo de Lincestide, al cual deseaba sujetar.
Inmediatamente Pérdicas llevo a Brásidas y sus tropas a los
confines de su reino para hacer la guerra a Arrabeo. Pero al llegar al
territorio enemigo, Brásidas decide parlamentar con el rey lincesta antes de
comenzar una guerra, y acordando una paz, dio vuelta a Calcidia para hacer la
guerra que le interesaba realmente. Es decir, contra los aliados de Atenas.
Obviamente esta situación ofusco gravemente a Pérdicas, que en adelante, en
lugar de pagar la mitad de los gastos del ejército, pago solo la tercera parte.
Brásidas lograra entonces capturar Anfípolis, y otros sitios
de Tracia y Calcidia[7], hasta
que finalmente decide acompañar a Pérdicas en su campaña contra Arrabeo
invadiendo Lincestide en el año 423 a.C., con un ejército que entre macedonios
y aliados, sumado a los lacedemonios y demás peloponesios, ascendía a tres mil
hombres de infantería y mil de caballería. Evidentemente, un ejército modesto,
aunque probablemente suficiente para la envergadura de la campaña a desarrollar
en un pequeño reino[8].
Juntos, el macedonio y el espartano, logran derrotar en
batalla a los hombres de Arrabeo luego de una dura batalla[9]. Al
parecer, los ocasionales aliados, contaban o esperaban contar para esta batalla
con la ayuda de una horda de mercenarios ilirios, que Tucídides distingue de lo
que llama “un gran número de barbaros”
que les seguían a los macedonios. Pero que, si bien no se habían presentado a
la misma, su ausencia no impidió la victoria. Estos bárbaros eran en realidad
algunos mercenarios ilirios con los que esperaban contar, y al parecer, estaban
dirigidos por un tal Sirras (ver
cuadro).
Tal ausencia hizo ruido en Brásidas, lo que sumado a sus
preocupaciones por una posible campaña ateniense en Calcidia, decide pues
retirar sus tropas de Lincestide aun cuando Pérdicas pretendía continuar la
campaña de sometimiento del reino vecino. En esto estaban cuando se enteran de
la proximidad de un enorme ejército ilirio en manifiesta alianza con el
derrotado Arrabeo. El temor cundió en Pérdicas, el cual, al no llegar a un
acuerdo con Brásidas sobre los planes a seguir, se retiró a su campamento (algo
distante del espartano según Tucídides) y una vez allí decide retirarse por la
noche sin avisarle a Brásidas abandonando a los espartanos a su suerte.
Brásidas no advirtió la jugada del macedonio hasta la mañana siguiente, y al notar que los ilirios y Arrabeo marchaban contra el en formación de batalla, decide formar a sus hoplitas en “cuadro” con los armados a la ligera en el interior y ordeno marchar con intención de irse retirando, mientras él con solo trescientos de sus mejores hombres, queda en retaguardia para entretener al enemigo mientras daba tiempo a su ejército de ponerse a salvo.
Brásidas no advirtió la jugada del macedonio hasta la mañana siguiente, y al notar que los ilirios y Arrabeo marchaban contra el en formación de batalla, decide formar a sus hoplitas en “cuadro” con los armados a la ligera en el interior y ordeno marchar con intención de irse retirando, mientras él con solo trescientos de sus mejores hombres, queda en retaguardia para entretener al enemigo mientras daba tiempo a su ejército de ponerse a salvo.
Una parte de los ilirios pudo rebasar a Brasidas para ir
contra el grueso del ejército mientras el resto enfrentaba a los rezagados. En
ambos casos los griegos pudieron rechazar todos los ataques enemigos, evidencia
de la capacidad del ejercito de hoplitas contra una tropa armada a la ligera
como eran en su mayoría los ilirios (ver cuadro).
Al no poder lograr gran cosa, ante las duras líneas griegas,
los bárbaros deciden lanzarse sobre Pérdicas y su ejército que al parecer aun
vagaba por las inmediaciones huyendo desordenadamente. Alcanzados pues, fueron
diezmados gravemente.
A pesar de esto, Pérdicas logro alcanzar un paso entre cerros
que lo ponía en su propio reino y logra escapar indemne. Los ilirios planean
entonces poner un piquete en dicho paso y desplegar sus fuerzas para rodear a
los espartanos en el llano lindante al paso.
Es aquí cuando Brásidas sopesa la situación y entiende que la cosa
se complicaba. Viendo que su ejército peligraba en completo, ordena a sus trescientos
que rompieran filas y fuesen a la
carrera hacia uno de los cerros que los rodeaban y lo tomasen antes que el
enemigo. Órdenes que estos soldados selectos cumplieron a la perfección
desalojando del cerro elegido a los pocos barbaros que allí se habían reunido,
y antes de que fuera ocupado por el grueso de las tropas enemigas.
Una vez lograda la cumbre, los griegos se hicieron fuertes.
Luego les fue más fácil aun ganar el paso para ponerse a salvo. Ante tal
situación, los bárbaros decidieron no continuar con la persecución. Esa misma
noche, Brásidas llegaba a la ciudad de Arnisa en Macedonia y declara a Pérdicas
enemigo de Esparta.
Moderna reconstrucción de un guerrero Ilirio armado con la tradicional panoplia durante el reinado de Bardilis I. |
Hasta aquí, hemos intentado recopilar las primeras acciones
conocidas y registradas en relación a los pueblos ilirios y el mundo griego. Es
momento de abordar al que consideramos, la primer figura relevante entre los
pueblos ilirios (descartado Sirras, por la imposibilidad de establecer con
seguridad su origen ilirio): Bardilis I,
rey de los Dardanos.
Los comienzos de Bardilis son algo oscuros, no existiendo
abundante información sobre sus orígenes. Al parecer, nació en el 448 a.C. y
obtiene el liderazgo de los Dardanos en el 395 o 393 a.C. para morir a los 90
años de edad, tras ser derrotado por Filipo II de Macedonia en 358 a.C. Mereció
una pobre mención de Polibio en sus “Digresiones
sobre Historia” (Pol. Historias,
39.2), pero al menos Cicerón nos deja una pequeña semblanza cuando en De Officiis señala “(…) porque dicen que los ladrones incluso tienen un código de leyes
para observar y obedecer. Y así, a causa de su división imparcial de botín, Bardulis, el bandido de Iliria, de los
cuales leemos en Teopompo, adquirió un gran poder” (Cicerón, De officiis ii.40).
Entonces un bandido, pero justo en la repartición del pillaje,
cuestión que parece catapultarlo primero como líder de su banda de saqueadores,
luego como el más importante jefe ilirio hasta aquel momento. Aunque está en
entredicho si esa condición de “bandido” que señala Cicerón, refiere a una
posible condición humilde en el origen de Bardilis. Esto es probable, pero vale
decir que el saqueo y pillaje de territorios enemigos era una actividad que no ruborizaba
a los ilirios en general, en tanto pueblo bárbaro, por más origen noble que
pudiera tener el líder de ocasión.
En definitiva, Bardilis logra establecer el mayor y más
poderoso reino ilirio del que se tenga referencia, a partir de la parcialidad
de los Dardanos. Poder que hará sentir a los pueblos vecinos, incrementando su influencia
enormemente, llegando incluso a invadir Epiro y Macedonia con éxito. Reino,
este último, al que tuvo en vilo durante años. Su longevo reinado no tuvo
oposición, hasta que ya, agotado por la edad, y enfrentado a una potencia
emergente (la Macedonia de Fillipo II), finalmente sucumbe diluyendo todo el
poder conseguido.
Aun así, su herencia se hará sentir en el tiempo. Aunque el
poder unificador de Bardilis no pudo ser emulado por Grabos, que se cree fue su
sucesor (o al menos el jefe ilirio de más poder luego de Bardilis), ni por su
hijo Cleito, que como mucho liderará una revuelta contra Macedonia tras la
muerte de Filipo, pero aplastada por Alejandro Magno. Y tampoco por su nieto
Bardilis II (hijo de Cleito), o Bardilis el joven, quien se convirtió en un rey
cliente del monarca epirota[10]. Historias
que dejamos para otra ocasión.
Repacemos entonces las acciones más interesante de este gran líder
ilirio.
1. Invasión de Macedonia, 393 a.C.
Una de sus primeras acciones, aunque no se tenga registro de
ella, es la toma de la ciudad de Damastion
(probablemente cita en Pelagonia) estimamos que por el año 395 a.C. a la cual
convertirá en su capital, como prueba las monedas de plata acuñadas allí mismo
gracias a las minas de ese metal allí existentes[11]. Probablemente
Bardilis dominaba ya a las tribus ilirias al norte del Epiro. Situación que por
otra parte, pone a Bardilis en las puertas de Macedonia (por la Lincestide).
Ya en el 393 a.C. Diodoro Sículo nos ofrece la primer acción
bélica de la que se tenga registro cuando Bardilis interviene en los conflictos
sucesorios en el reino de Macedonia. Cuenta Diodoro que “(…) en Macedonia, Amintas,
padre de Filipo, fue expulsado de su país por los ilirios que invadieron
Macedonia, y tuvo que renunciar a la esperanza de lograr su corona (…)”
(Diodoro 14.92.4), siendo el trono ocupado por Argeo II a favor de quien,
aparentemente, operaba Bardilis en detrimento de Amintas. Podemos pensar que a
cambio del apoyo, Argeo cedia a Bardilis el control de las regiones del norte
de Macedonia: Pelagonia, Lincestide, y probablemente también la Orestide.
Recordemos que tras el asesinato de Arquelao I de Macedonia, en
399 a.C., los reyes macedonios apenas si podían durar unos pocos años al frente
de la nación[12] inaugurando
la muerte de este rey macedonio un largo periodo de anarquía. Amintas venía a
ser uno más en la lista de reyes depuestos. Pero en este caso, con la particularidad
de la intervención de una potencia extranjera: el emergente reino Dardanio de
Bardilis I.
En color "marrón" los probables dominios de Bardilis I. Las flechas señalan las campañas registradas por las fuentes antiguas. |
Al poco tiempo Amintas logrará recuperar el trono
de Macedonia con ayuda de los tesalios (Argeo logra escapar vivo), logrando
reinar más de veinte años como Amintas III de Macedonia (392 a 370 a.C.). Sin
embargo la sombra de Bardilis aún era fuerte sobre Macedonia. Siguiendo a
Diodoro, nos
enteramos que “después de que Amintas
había sido derrotado por los ilirios y obligado a pagar tributo a sus
conquistadores, los ilirios, quienes además tomaron a Filipo, el hijo más joven
de Amintas, como rehén, lo ubicaron al cuidado de los Tebanos” (Diodoro 16,
2, 2)[13].
Hecho que podríamos fechar en el año 383 a.C.
Estaríamos entonces ante una segunda invasión de Macedonia[14] (la
primera a favor de Argeo, la segunda contra Amintas), cosa que no debería ser
de extrañar, atentos al poder que desarrollaba Bardilis y cuyos dominios ya incluían
una buena parte de Macedonia, probablemente con la complacencia de las
dinastías locales.
Los límites del reino de los ilirios Dardanios difícilmente
podría contener el ímpetu de un líder del tamaño de Bardilis. Lamentablemente
la fragmentaria información sobre el
jefe ilirio no nos permite seguirle la pisada durante algunos años, que
seguramente dedico a engrandecer su reino en relación a las otras tribus
ilirias. Puesto que, para que reaparezca en las crónicas griegas, debemos
remitirnos al año 385 a.C. cuando se desarrolla la invasión de Epiro (ocurrida
evidentemente entre ambas invasiones de Macedonia), que relatamos a
continuación.
Para analizar dicha campaña debemos hacer un pequeño cuadro de
situación que permitan entender no solo las motivaciones de Bardilis, sino
también la relevancia de su figura, en aquella parte del Mediterráneo por
aquellas épocas.
Cuenta Diodoro Siculo que Dionisio
I de Siracusa planeaba el control del Mar Jónico para facilitar el acceso
al Epiro. Su plan o estrategia establecía la fundación o control de ciudades
con puertos, para la protección de su flota, en aquella región de Grecia. Pero
incluso este plan se extendía hacia la costa del Adriático. Al parecer, su
mayor ambición era irrumpir en el Epiro con un gran ejército y saquear el
templo de Delfos, repleto de riquezas (Diod.15,13,1).
Como suele ocurrir, la intervención en Epiro debía sostenerse
con una buena excusa. La misma se fundaba en un reclamo o disputa por el trono
de Epiro. Puesto que se hallaba exiliado en Siracusa Alceta el Moloso,
expulsado de Epiro por razones desconocidas (se desconoce también el usurpador),
y era la idea de Dionisio reponerlo en el trono[15]. Al
tal fin, acuerda una alianza estratégica con Bardilis, el gran jefe de los
ilirios, quien hacía poco tiempo sometía buena parte de Macedonia. El plan
incluía, según Diorodo, el envío de mil
soldados (holpitas, seguramente), y
quinientas armaduras griegas para Bardilis quien, por otra parte, al
parecer comandaría las acciones[16].
Distribuirá el jefe ilirio estas panoplias entre hombres
selectos de su ejército, y sumara a sus propias filas los infantes (hoplitas
griegos) enviados por Dionisio. Reforzando con esta medida una clara falencia
de las tropas ilirias, que era la falta de infantería pesada o de línea.
Situación por demás interesante si tenemos en cuenta las dificultades que
tuvieron las tropas ilirias al enfrentar a los espartanos y demás peloponesios
tras la batalla de Lincestide que relatamos en el capítulo anterior. Ahora las
aguerridas tropas ilirias contaban con fuerzas de choque para el combate mano a
mano, constituyendo un enemigo de temer. Aunque, claro está, estas no superaban
los mil quinientos hombres (sumando los hoplitas siracusanos y los quinientos
ilirios de elite).
Reunido entonces un gran ejército, Bardilis invade el Epiro y
en una veloz campaña reinstala al exiliado epirota, que a partir de ahora será
conocido como Alcetas I de Epiro. Ahora bien, con el trabajo cumplido, Alcetas
esperaba simplemente agradecer a Bardilis, a la vez que lo acompañaba a la
salida y lo enviaba con saludos de vuelta para Iliria. Pero no eran esos los
planes del jefe bárbaro. Dueño del terreno y
al mando de tan poderoso ejército, dos más dos es cuatro dijo Bardilis y
se lanzó a la devastación de Epiro.
No tuvo otra opción Alcetas que salir y enfrentar a los
ilirios, pero fue estrepitosamente derrotado, muriendo, según Diodoro, quince
mil epirotas en esas acciones (Diod. 15,13,3). Tuvo que recurrir Alcetas a los
espartanos, que por aquel entonces (apenas unos años antes) sojuzgaban
Arcaniana (próxima a Epiro) en alianza con los Aqueos (389 – 387 a.C.). Dicha
campaña estaba dirigida por el gran Agesilao II de Esparta, por lo que se
tiende a pensar que él mismo afronto la campaña de Epiro, aunque esto es
difícil de asegurarlo puesto que Diodoro no ofrece mayor detalle evitando
mencionar al general espartano. En definitiva, con ayuda de los espartanos, los
epirotas logran expulsar finalmente a los ilirios de Epiro.
Debemos destacar la habilidad que tuvo Bardilis en imponerse
fácilmente a los epirotas, seguramente en gran parte (además de sus dotes militares)
gracias a su mejorado ejército que, ahora, además de las hábiles y efectivas
tropas ligeras, típicas de los pueblos ilirios, sumaba un contingente
importante de infantería de línea, que lo volvía un rival de peligro siempre y
cuando el ocasional rival careciera de estas tropas. Tal el caso de los
epirotas, cuyo ejército aún no se había desarrollado (ver Alejandro el Moloso), y que ante semejante peligro debieron recurrir a los espartanos.
Monedas ilirias con el caracteristico motivo decorativo de los escudos ilirios en una de sus caras. Un jinete en la opuesta |
3. Continúa la Guerra con Macedonia, 370 a 359 a.C.
Para seguir con las acciones de Bardilis debemos volver a
Macedonia y recapitular sobre algunas situaciones ocurridas tras la muerte de
Amintas III de Macedonia en 370 a.C. Como
habíamos dicho, este macedonio había sido expulsado del trono por Bardilis a
favor de Argeo II, pero que sin embargo recuperará al cabo de unos años.
También conviene recordar que, ya como rey, parece tener que sufrir una nueva
invasión de los ilirios tras lo cual es obligado a pagar tributo (y
aparentemente entregar a Filipo como rehén). Por lo que podemos decir que
Amintas gobernara Macedonia con la sombra de Bardilis durante todo su gobierno.
Evitaremos en esta oportunidad los detalles de su reino (que
tuvo interesantes acciones por el control de regiones aledañas y en relación a
los conflictos que sacudían la Hélade entre Atenas y Esparta), solo diremos que
tras su muerte, un nuevo conflicto sucesorio se desata en el reino. Su hijo
Alejandro II de Macedonia lo sucederá (370 – 368 a.C.) que, según Justino (Jus.
7, 5) tuvo que soportar otra invasión de los ilirios y comprar la paz tras pago
tributo (y probablemente entregar a su hermano Filipo como rehén, y más tarde
hacer lo mismo pero con los tebanos).
Alejandro sufrirá un atentado, y será asesinado en el 368 a.C.
El trono de Macedonia será usurpado por Ptolomeo de Aloros (probablemente
también su asesino) pero como regente del hermano de Alejandro: Pérdicas III de
macedonia (Filipo II de Macedonia es el tercer hermano). Ptolomeo ya había
reclamado para así el trono de Macedonia, pero un arbitraje del tebano
Pelópidas confirmó a Alejandro. Así que, siguiendo a Diodoro Sículo, a Ptolomeo
no le quedó otra vía más que la del asesinato. Según Justino, la muerte de
Alejandro se debe a intrigas de su propia madre, Eurídice, probablemente en
connivencia con el propio Ptolomeo, que por otra parte, se había convertido en
amante de Eurídice tras la muerte de Amintas. Demóstenes agrega más lio a las
intrigas, cuando menciona a Apolófanes como probable asesino, es decir, el
brazo ejecutor tras el cual Ptolomeo y Eurídice se ocultaban.
Ahora bien, la muerte de Alejandro causo gran revuelo en la
corte macedonia, por lo que se volvió a pedir el auxilio y arbitraje de Tebas.
Probablemente aquí se haya definido la regencia de Ptolomeo sobre Pérdicas.
Regencia que se extendería hasta el año 365 a.C. cuando el joven rey macedonio
decide quitarse de encima a su molesto tutor. Ahora si, al frente del reino,
intentara reorganizar el estado macedonio con ayuda del ateniense Calístrato.
Pero una nueva invasión de los ilirios al mando de Bardilis, en 359 a.C.,
obligara a Pérdicas a salir con su ejército
para encontrar la muerte tras ser duramente derrotado en batalla por el gran
líder ilirio. El desastroso evento dio como saldo cuatro mil macedonios
muertos.
Este desastre puso a Macedonia al borde del colapso. Los años de
conflictos sucesorios, las perdidas en hombres tras cada derrota, debilitaban
enormemente al reino. Macedonia no podía
darse el lujo de seguir desangrándose. Mas, a costa de las penurias macedonias,
Bardilis continúa engrandeciendo su poder.
Para Bardilis el año 359 a.C. (¿o el 360 a.C.?) tuvo un sabor agridulce. Una nueva invasión de saqueo sobre Epiro, ahora bajo el reinado de Aribas el Moloso, se saldo con una vergonzosa derrota y expulsión según nos cuenta Frontino en su "Estratagema": "Cuando Arribas, rey de los molosos, fue atacado en la guerra por Bardilis, el Ilirio, que comandaba un ejército mucho mayor, envió a la parte no-combatiente de sus súbditos hacia el distrito vecino de Etolia, y extendió la noticia de que se estaba cediendo sus pueblos y posesiones a los etolios. Él mismo, con los que podían portar armas, puso emboscadas aquí y allá en las montañas y en otros lugares de difícil acceso. Los ilirios, temeroso de que las posesiones de los molosos pudieran ser embargadas por los etolios, comenzaron a recorrer el país en desorden, en su afán de saqueo. Tan pronto como los ilirios se dispersaron, Arribas, saliendo de su ocultamiento los tomo por sorpresa, los derrotó y los puso en fuga" (Fron. Estr. 2,5,19).
Ignoramos si esta "derrota", de la cual no tenemos mayor información (por ejemplo, la cantidad de bajas en el ejército ilirio), influyo en la no profundización de la invasión de Macedonia tras la derrota de Pérdicas (359 a.C.); o si tuvo algo que ver con la prudencia que mostrará Bardilis ante el desafío de Filipo II de Macedonia; o explique en parte la derrota final en manos del rey macedonio (358 a.C.). Aunque es una posibilidad, nuestra opinión es que tal vez sea pretender concluir demasiado de tan escueta referencia.
Para Bardilis el año 359 a.C. (¿o el 360 a.C.?) tuvo un sabor agridulce. Una nueva invasión de saqueo sobre Epiro, ahora bajo el reinado de Aribas el Moloso, se saldo con una vergonzosa derrota y expulsión según nos cuenta Frontino en su "Estratagema": "Cuando Arribas, rey de los molosos, fue atacado en la guerra por Bardilis, el Ilirio, que comandaba un ejército mucho mayor, envió a la parte no-combatiente de sus súbditos hacia el distrito vecino de Etolia, y extendió la noticia de que se estaba cediendo sus pueblos y posesiones a los etolios. Él mismo, con los que podían portar armas, puso emboscadas aquí y allá en las montañas y en otros lugares de difícil acceso. Los ilirios, temeroso de que las posesiones de los molosos pudieran ser embargadas por los etolios, comenzaron a recorrer el país en desorden, en su afán de saqueo. Tan pronto como los ilirios se dispersaron, Arribas, saliendo de su ocultamiento los tomo por sorpresa, los derrotó y los puso en fuga" (Fron. Estr. 2,5,19).
Ignoramos si esta "derrota", de la cual no tenemos mayor información (por ejemplo, la cantidad de bajas en el ejército ilirio), influyo en la no profundización de la invasión de Macedonia tras la derrota de Pérdicas (359 a.C.); o si tuvo algo que ver con la prudencia que mostrará Bardilis ante el desafío de Filipo II de Macedonia; o explique en parte la derrota final en manos del rey macedonio (358 a.C.). Aunque es una posibilidad, nuestra opinión es que tal vez sea pretender concluir demasiado de tan escueta referencia.
Jinete ilirio cargando. |
4. Bardilis vs Fillipo II de Macedonia, 358 a.C.
Muerto Pérdicas III, hereda el trono del reino su hijo Amintas
IV, en el año 359 a.C. Pero al ser este solo un niño, su tío Filipo asumirá
como regente. Las crónicas cuentan que los apuros por los que pasaba el reino
iban en aumento, a la amenaza iliria (Bardilis parece preparar una definitiva
invasión de Macedonia según Diodoro (Diod. 16.2)) se le sumaban los ataques de
los peonios (rey Agis), y ahora aparecía un tal Pausanias que, relacionado con
la línea real, pretendía ser el nombrado rey de Macedonia con el apoyo de
Berisiades, rey de los tracios Odrisios (la facción occidental de estos tras la
muerte de Cotis I). Incluso Atenas se vuelve a inmiscuir en los conflictos
sucesorios cuando deciden enviar a la zona al general Mantias con una fuerza de
“tres mil hoplitas y una fuerza naval
considerable” (Diod. 16.2) para intentar reponer a Argeo en el trono de
Macedonia (recordemos que Argeo había sido desplazado por Amintas, padre de
Filipo).
Estos graves peligros impulsan a Filipo a ejecutar ese mismo
año un “golpe de estado” y tomar para si el reino de Macedonia, deponiendo a su
sobrino. Asume de esta manera como rey (basileos)
con el nombre de Filipo II de Macedonia. Las primeras acciones fueron dirigidas
contra los atenienses y Argeo, pactando con los primeros, y derrotando al
segundo (Diod. 16.3). Luego se ocupó de peonios derrotándolos en dura batalla
(Diod. 16.4). Quedando entonces como únicos enemigos, los ilirios de Bardilis y
los tracios de Berisiades. Debido a la grave amenaza que significaban los
ilirios de Bardilis en la propia Macedonia, los tracios quedaran por el momento
para más adelante.
Mapa de la campaña del año 358 a.C. Filipo derrota a Bardilis I tras la batalla del Río Erigon en la Lincestide. |
Cuenta Diodoro que marcho entonces Filipo hacia los
territorios ocupados por los ilirios de la antigua Lincestide. Enterado
Bardilis de las intenciones de Filipo, envió en primer lugar emisarios “para concertar un cese de hostilidades con
la condición de que ambas partes quedaron en posesión de las ciudades que
entonces controlaban” (Diod. 16.4). En definitiva un pacto basado en el
status quo imperante, en el cual Bardilis permitía al macedonio gobernara
algunas tierras, a cambio de que no pretendiera recuperar las dominadas por los
ilirios. Seguramente no muy distinto a lo que anteriormente había pactado con
otros reyes de Macedonia. Pero el trato fue rotundamente rechazado por Filipo,
remitiendo una contrapropuesta en la que intima a Bardilis a retirarse de todos
los territorios ocupados en Macedonia.
Confiado en la sucesión de victorias previas contra los
ejércitos macedonios, Bardilis (hombre ya muy mayor, se cree que de 90 años
para la fecha) reúne sus tropas y marcha al encuentro de Filipo. La feroz
batalla (ver cuadro aparte), la gran victoria de Filipo, que incluyo la muerte
de Bardilis, definió mucho más que el futuro de Macedonia. Selló también el fin
de la supremacía iliria que el gran rey bárbaro había sabido construir
hábilmente.
Nos informa Diodoro (Diod. 16.8.1) que, tras la contundente
victoria, Filipo erigirá un monumento conmemorativo y probablemente funde la
ciudad de Heraclea Lincestis (cercana
a la actual Bitola[17],
Macedonia). Sujeta el macedonio de esta
forma a toda la región del lago Lichnitis, que incluiría no solo la Lincestide
y la Pelagonia, sino también la Orestide; para luego regresar victorioso a
Macedonia (donde fue recibido con gran júbilo), no sin antes sellar un
favorable tratado con los ilirios quienes se comprometen abandonar todas las
ciudades ocupadas de esa parte de Macedonia (Dio. 16.4.7).
A partir de este momento, las disputas por el poder entre los
ilirios los hizo retroceder a una etapa
previa a la conducida por Bardilis. Las reyertas y las divisiones, ya no les
permitieron influir en el devenir de la historia al nivel que lo hicieron
durante la hegemonía de este rey. Aunque la historia les reserve en el futuro algunos
interesantes episodios, que preferimos abordar en otro momento [18],
estos pueblos nunca más superarán un papel periférico en relación a los grandes
hechos históricos de la antigüedad.
Autor:
marvel77
Fuentes:
- Diodoro Sículo, Biblioteca Histórica.
- Justino, Epítome de las Historias Filípicas de Pompeyo Trogo.
- Apiano, Guerras Ilíricas.
- Tucidides, Guerra del Peloponeso.
- Estabón, Geografía.
- Herodoto, Nueve Libros de Historia.
- Pausanias, descripción de Grecia.
- Plutarco, Moralia.
- Plutarco, Vidas Paralelas, Alejandro.
- Pseudo Apollodoro, Biblioteca Mitológica.
- Esquines, Sobre la Embajada.
- Frontino, Estratagema.
- Justino, Epítome de las Historias Filípicas de Pompeyo Trogo.
- Apiano, Guerras Ilíricas.
- Tucidides, Guerra del Peloponeso.
- Estabón, Geografía.
- Herodoto, Nueve Libros de Historia.
- Pausanias, descripción de Grecia.
- Plutarco, Moralia.
- Plutarco, Vidas Paralelas, Alejandro.
- Pseudo Apollodoro, Biblioteca Mitológica.
- Esquines, Sobre la Embajada.
- Frontino, Estratagema.
[1] Los Campos
Elíseos son una de las denominaciones que recibe la sección paradisíaca del
Inframundo, donde los héroes y hombres virtuosos pasan la eternidad en una
existencia dichosa y feliz. Distinto del Tártaro, donde los condenados sufrían
enormes tormentos.
[2] Para
otras formas de este mito ver Pausanias (Paus. 9.5.3), Estrabon (Estrab. 7.7.8)
[3]
Probablemente el relato sea fruto de un recopilador anónimo, de ahí lo de
Pseudo-Escilax, o bien un texto del propio Escilax ampliado y corregido a
posteriori.
[4] Ver Herodoto
5,61 y 9,43
[5] Tucídides
los llama a Arrabeo “rey de los
macedonios-lincestas”.
[6] Aunque
el real motivo parece ser llevar la guerra contra aliados de los atenienses con
la idea de que estos tuvieran que destinar tropas en aquellas alejadas regiones
a la vez que las retiraban del Peloponeso. Sumado a lo ventajoso que pueda ser
que, al ser atacados, los aliados de los atenienses se rebelaran a estos y
dejaran de colaborar con tropas y dinero.
[7] Entre
las mencionadas por Tucídides se encuentran Torona, Lecito, Eciona y Menda.
[8] Sobre
las tropas espartanas y macedonias, Tucídides informa que Pérdicas llevaba
consigo “las fuerzas de sus súbditos
macedonios, y un cuerpo de infantería pesada compuesta por helenos domiciliadas
en el país”; y a Brásidas acompañaban “los
peloponesios quien aún tenía con él y los calcidios, acantios, y el resto en la
fuerza que pudieron”. En total había unos “tres mil Helénos infantería pesada, acompañados de toda la caballería
macedonia, junto a la de los calcidios, sumando cerca de mil, además de una
inmensa multitud de bárbaros”. Tucídides 4, 124, 1.
[9] Sobre
la batalla: “[2] Al entrar en el país de
Arrhabaeus, encontraron a los Lyncestas acampado en espera de ellos, por lo que
entonces tomaron una posición opuesta. [3] La infantería de ambos lados estaban
sobre una colina, con una llanura entre ellos, en la que los jinetes de ambos
ejércitos cargaron primero y entablaron una acción de caballería. Después de esto
la infantería pesada Lyncesta avanzó desde su colina para unirse a su
caballería y ofreció batalla; sobre lo cual Brasidas y Pérdicas también bajaron
a su encuentro, y así comprometidos, los derrotaron con grandes pérdidas; los
supervivientes se refugiaron en las alturas y quedaron inactivos. [4] Los
vencedores ahora establecieron un trofeo y esperaron dos o tres días por los
mercenarios de Iliria que iban a unirse a Pérdicas (…)”. Tucídides 4, 124,
2-4.
[10]
Alrededor del año 292 a.C., Pirro de Epiro toma por esposa a una hija de
Bardilis II, llamada Bircenna, convirtiendo al líder ilirio en “padre en ley” del epirota.
[11] En
Estrabón puede leerse: “(…) Pero las
tribus de Iliria que están cerca de la parte sur de la región montañosa, y las
que están por encima del Golfo Jónico se entremezclan con esos pueblos; hacia
el norte de Epidamno y Apolonia hasta las Montañas Ceraunian moran los
Bylliones, los Taulantii, los Parthini y los Brygi. En algún lugar cerca
también están las minas de plata de
Damastium, en torno al cual los Dyestae y los Encheleii (también llamado
Sesarethii) establecieron su dominio juntos; y cerca de estas gentes están
también los Lyncestae (…)” (Estrb. 8.6.16).
[12] Ya
desde la muerte de Alejandro I de Macedonia (498 a 454 a.C.) se puede hablar de
problemas sucesorios. El propio reinado de Perdicas II estaba en entredicho por
su hermano Filipo, diferencia saldada al permitir una pseudo independencia del
segundo. También su hijo Arquelao I fue tildado de ilegítimo, aunque gobernó
entre 413 y 399 a.C. hasta que fue asesinado por Cratero, desatando, ahora sí,
un largo período de anarquía, en el que las traiciones y asesinatos estaban a
la orden del día. Cratero solo duro
cuatro días en el trono, porque fue vengado por un hijo de Arquelao, llamado
Orestes, que reinó entonces entre 399 y 396 a.C. Sin embargo, como era muy
joven, tuvo que soportar a Aéropo (hermano de Arquelao, y por lo tanto su tío)
como tutor, el cual, seguramente cansado de ser el segundón, asesina al
muchacho y se declara rey como Aéropo II de Macedonia. Al parecer tuvo la dicha
de fallecer por muerte natural, creemos que también en el 396 a.C.,
sucediéndole el hermano de Orestes (y por lo tanto hijo de Arquelao I) Arquelao
II, que reino cuatro años, entre 396 y 393 a.C. año en que es asesinado. El
trono es disputado por Pausanias y Amintas II. El segundo es asesinado por
Derdas, noble de la casa de Elimia, quedando el reino en manos de Pausanias,
que a su vez es asesinado por Amintas III apenas ascendido al trono (computando
tres reyes macedonios para el año 393 a.C.). Amintas III era hijo de Filipo (el
hermano de Perdicas II que mencionamos mas arriba) y futuro padre de Filipo II
de Macedonia. Pero no llego a asumir el trono puesto que fue expulsado del
mismo tras la intervención de Bardilis a favor de Argeo II.
[13]
Preferimos no ahondar ahora sobre la situación de Filipo como rehén de los
ilirios y luego de los tebanos, o sobre la responsabilidad de Amintas o
Alejandro II en este hecho (o incluso Ptolomeo Aloros). Solo decimos que el
mismo se presenta confuso en las fuentes antiguas, divagando entre ambos reyes
macedonios como responsables de la entrega de Filipo. Ver Diodoro (Dior.
15.67.4 y 16.2.2), Justino (Just. 7.5), Plutarco (Pelópidas 26,4) y Esquines
(2,26).
[14]
Incluso podrían ser tres, si seguimos literalmente a Diodoro, pero creemos que
una de ellas aparece repetida. La primera que menciona es la que obliga a
Amintas a abandonar su reino (Diod. 14,92,4), la segunda cita parece volver a
mencionar este hecho cuando dice que “En
Macedonia Amintas el rey había sido derrotado por los ilirios y había
renunciado a su autoridad” (Diod. 15,19,2). Creemos que esta es la
repetida. Y la tercera, es la que menciona el pago de tributo y la entrega de
Filipo (Diod. 16,2,2) ya con Amintas en el poder tras desplazar a Argeo.
[15]
Momento a partir del cual será conocido como Alcetas I de Epiro. Sera padre de
Neptolemo I y Arribas, por quienes dividirá el reino entregando una parte a
cada uno. Neptolemo será el padre de Alejandro el Moloso (link) y Olimpia de
Epiro, madre de Alejandro Magono. Arribas será abuelo de Pirro de Epiro.
[16]
Textual: “(…) Dado que los ilirios estaban en guerra, envió a ellos una fuerza aliada
de dos mil soldados y quinientos armaduras griego. Los ilirios distribuye las
armaduras entre sus guerreros selectos e incorporados a los soldados entre sus
propias tropas.” (Diod. 15,13,2).
[17]
Bitola, antiguamente llamada Monastir, se cree que creció en torno a un
complejo monástico (o Monasterio, de allí su nombre). De hecho, Heraclea fue un
importante centro episcopal durante el periodo Bizantino, pero fue devastada
por Ostrogodos y Visogodos primero, y por los eslavos después. Estos últimos
prefirieron asentarse en la localidad actual, Monastir/ Bitola, a dos
kilómetros de las ruinas de Heraclea Lincestis.
[18]
Quedara para otra oportunidad la vida de Garbos, Bardilis II y de su hijo
Cleito, herederos todos del gran Bardilis I, y enemigos de Filipo y Alejandro
de Macedonia. O alguna referencia sobre la talasocracia Liburnia. O sobre
Teuta, la reina iliria que dará algunos dolores de cabeza a los romanos, y
cuyas aventuras quedaran grabadas en las “Guerras Ilíricas” de Apiano. Y porque
no, alguna referencia sobre Venetos, Mesapios y Yapigios (Apulios), habitantes
ilirios de la antigua Italia.
Nuevo artículo en Anábasis Histórica Web! Esperamos sea de tu agrado, y no olvides dejarnos un comentario. Nos interesa tu opinión!
ResponderEliminarMuy bueno.. Se mezcla con mi artículo sobre la juventud de Filipo, que tengo ya casi terminado, por cierto. La batalla del valle de Erigón me la había imaginado con una configuración un tanto diferente. ¿Porqué infantes ligeros detrás de la caballería del flanco derecho? ¿Hamipoi? Saludos.
ResponderEliminarHola Mario! se te echaba de menos, te enviamos unos mails tiempo atrás, y como no respondiste, estábamos algo intrigados. Que bueno verte de vuelta.
EliminarEn cuanto al esquema, como sabrás, tan escasa es la información en las fuentes antiguas, que toda la reconstrucción de la batalla, es un esfuerzo por graficar lo que se entiende de Diodoro y Frontino, y a la vez lograr un planteo lo mas coherente posible.
No hay mención sobre las tropas ligeras macedonias en esa batalla. O si contaba con mercenarios para completar su linea de batalla. Si creemos estar seguros que una parte de los 10mil macedonios no eran todos falangitas. En fin, simplemente se coloco unas tropas ligeras de cobertura en el flanco derecho macedonio, para proteger ese sitio una vez la caballería macedonia se desprendiera de la linea de batalla en pos de quebrar a los rivales. Por lo tanto esas tropas no son Hamipoi porque no acompañan a la caballería, solo cubren el flanco derecho de la falange.
Repito, todo son puras especulaciones por intentar ofrecerles un esquema completo sobre una batalla que se conoce en forma fragmentada. No mas que eso.
Un saludo!
Por cierto, ¿me lo he saltado o falta aquí un suceso citado me parece en Diodoro, XIV, 92, de una emboscada de Aribas el Moloso? Ante un nuevo ataque ilirio, Aribas evacuó a parte de la población de su reino a Etolia, dejó que la caballería iliria saquease su territorio y cuando se retiraba cargada de botín, la ataca y vence (en 360/359). Me parecería un apunte interesante, que además daría cierta explicación de la inferioridad en caballería de Bardilis contra Filipo II.
ResponderEliminarSi, falta. Es un episodio tan pobremente descrito que dude si incluirlo en el cuerpo principal del escrito o ponerlo en una cita aparte. Y al final quedo fuera. Intentare ver si puedo agregarlo.
EliminarAunque no se si estoy de acuerdo contigo en que tal suceso evidencie una carencia o inferioridad en caballería en el ejercito de Bardilis. Tampoco lo niego, puede ser una posibilidad. Lo que digo es que no se si ese razonamiento es lo que se puede deducir de esa cita.
Al fin de cuentas, Arribas tiene una especie de emboscada, a unos ilirios dificultados por el tren de bagajes repleto de botín.
La confianza de los ilirios tras el saqueo, las dificultades de un pesado tren de bagajes, mas el indudablemente sorpresivo ataque epirota pueden ser ventaja suficiente.
Saludos y gracias por tus siempre bien informadas opiniones.
Completando el asunto, la cita no es de Diodoro, sino de Frontino: Estratagema 2.5.19
EliminarEl libro dos, el capítulo sobre las Emboscadas. Y no hace mención específicamente a acciones de caballería:
"Cuando Arribas, rey de los molosos, fue atacado en la guerra por Bardilis, el Ilirio, que comandaba un ejército mucho mayor, envió a la parte no-combatiente de sus súbditos hacia el distrito vecino de Etolia, y extendió la noticia de que se estaba cediendo sus pueblos y posesiones a los etolios. Él mismo, con los que podían portar armas, puso emboscadas aquí y allá en las montañas y en otros lugares de difícil acceso. Los ilirios, temeroso de que las posesiones de los molosos pudieran ser embargadas por los etolios, comenzaron a recorrer el país en desorden, en su afán de saqueo. Tan pronto como los ilirios se dispersaron, Arribas, saliendo de su ocultamiento los tomo por sorpresa, los derrotó y los puso en fuga."
Ah, bien, era Frontino, me confundí en mi archivo bibliográfico que tengo en el ordenador, tendré que revisarlo. Ignoro, pobre de mí, de dónde habré sacado que era caballería.
ResponderEliminarSobre la batalla final, estoy de acuerdo en que los diez mil infantes de Filipo no podían ser portadores de sarisas, ni tampoco los diez mil de Bardilis podían ser hoplitas, más bien serían unos pocos miles en cada caso. Sin embargo, el sentido de "seleccionados" o "veteranos" que indica sobre los infantes de Bardilis puede referirse a tropas ya experimentadas en combate, para contraponerlas a la bisoñez del grueso de las macedonias donde contarían más otros factores (táctica empleada de orden oblicuo, con la falange atacando por la derecha, empleo de la caballería) dado el tiempo necesario para entrenar a una infantería con sarisas. En cuanto al empleo de mercenarios, es imposible de asegurar, pero yo diría que dada la situación de Macedonia, habiendo perdido a su rey y más de cuatro mil soldados, los tributos que debió pagar a Berisades y otras cosas, me parece bastante milagroso haber movilizado macedonios. Diodoro, además, no habla de mercenarios hasta después de asegurarse Crenides en 356.
La reconstrucción de la batalla me parece muy interesante.
La campaña de Bardilis en Molosia, con las emboscadas, explicaría porqué Bardilis, tras haber masacrado el ejército de Pérdicas, no avanzó directamente sobre Macedonia, aunque quizás la promesa de tributos por parte de Filipo podrían bastar.
P.D. De tus emails solo recibí el segundo, no contesté porque empecé a trabajar el mes pasado y estuve ocupado. Pero ya digo, el artículo estoy a punto de terminarlo y te lo envío en cuanto acabe.
Saludos!
Posiblemente. Aunque insisto que es mucho decir de una cita que apenas si nos informa de una "derrota/ expulsión" de Epiro pero sin mencionar bajas o las características de esa derrota.
Eliminarigualmente no deja de ser una cita interesante, y que me arrepiento de no haber incluido. Voy a intentar solucionarlo en estos días.
A la espera de tu escrito, te dejo un saludo y agradezco tu interés.
Muy bueno chicos.
ResponderEliminarMuchas gracias Eneas! esperamos verte mas seguido comentando por aqui...
EliminarSaludos..
Voy un poco liado, pero tengo muchas curiosidades que preguntar. Animo.
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