De entre todos los
asedios del convulso periodo helenístico, el de Rodas fue sin duda el más significativo. Esta es la historia de cómo una pequeña ciudad pacífica y
dedicada al comercio se vio implicada en los grandes conflictos que se
sucedieron entre los generales de Alejandro por el ansiado control del Imperio;
y de cómo esta fue capaz de sobrevivir al más poderoso de todos ellos.
Precedentes: Las Guerras de los Diadocos
La muerte de Alejandro Magno en Babilonia en junio de 323
a.C. sin dejar un heredero claro dejó a su reino y a los macedonios en una
posición difícil. El Estado aún no contaba con instituciones lo suficientemente
fuertes como para dar estabilidad, lo cual se agravaba debido a las rivalidades
entre las familias nobles macedonias. Pronto se formaron bandos entre sus
generales y las guerras de intrigas estallaron a continuación.
Finalmente se llegó a un compromiso en el que Pérdicas se
establecería como quiliarca y
regente, con un Filipo III Arrideo (deficiente mental) como rey títere, y unos
generales que asumieron el gobierno de las distintas satrapías del imperio.
Pero no había pasado un año cuando los sátrapas empezaron a aliarse y conspirar
contra otros para acaparar cada vez más poder, y para el 320 a.C. estalló una
guerra abierta entre Pérdicas y la mayoría de los demás generales importantes
de Alejandro.
La guerra se saldó con la muerte de Pérdicas y un nuevo
reparto de satrapías entre los vencedores en Triparadiso. Pero este no fue el
fin de las hostilidades y entre el 318 a.C. y el 306 a.C. se sucedieron casi
sin tregua otras tres guerras, en las que poco a poco se fueron consolidando
algunos generales.
Así, para el año 306 a.C. la situación era la siguiente:
Ptolomeo gobernaba Egipto, Chipre y la Cirenaica (que el mismo había conquistado);
Casandro, el hijo de Antípatro, dominaba Macedonia y Tesalia, y aspiraba al
control de toda Grecia; Lisímaco mandaba en Tracia; Antígono se había
establecido con fuerza en Asia Menor y Siria; y por último, Seleuco, se había
hecho con el control de las satrapías orientales.
En ese mismo año, Demetrio, hijo de Antígono, partió de
Atenas, que había liberado de Casandro, hacia Chipre con un ejército de 15.000
infantes, 400 caballos y 110 naves ligeras y 53 pesadas[1].
Dado que Ptolomeo contaba con el dominio del mar, Antígono había pedido la
colaboración de Rodas, que en años anteriores había apoyado en sus campañas con
algunas naves. Sin embargo esta vez, los rodios se negaron a ir en contra de su
aliado Ptolomeo, algo que enfureció a Antígono.
Mapa de los Reinos Helenísticos para finales del S. IV a.C. |
En Chipre estaba el hermano de Ptolomeo, Menelao con un
ejército de 12.000 soldados de infantería y 800 de caballería, más una flota de
60 naves. Demetrio lo derrotó y le hizo refugiarse en la cuidad de Salamina,
donde se preparó para el asedio. Mientras, Ptolomeo en persona partió en ayuda
de su hermano con 140 naves y 10.000 hombres. Pretendía introducirse en el
puerto de Salamina al amparo de la noche, pero Demetrio se le adelantó y le
planteó batalla en la misma bocana del puerto. Con 10 naves Demetrio bloqueó la
entrada para que Menelao no pudiera salir a prestar ayuda atacándole por la
espalda, mientras que el resto de naves libraban batalla. La victoria
correspondió a Demetrio, que hizo huir de vuelta a Egipto a Ptolomeo con
grandes pérdidas[2],
y pudiendo conquistar toda la isla sin oposición, enrolando en su propio
ejército a 16.000 hombres de Ptolomeo.
Tras esta victoria Antígono se proclamó rey, conjuntamente
con su hijo Demetrio, (preparando así la presumiblemente pronta sucesión, ya
que contaba con 76 años de edad) de todo el Imperio de Alejandro. La respuesta
de sus rivales fue la esperada, y tanto Ptolomeo, como Seleuco, Lisímaco y
Casandro se proclamaron reyes.
Estando así las cosas y sin más tiempo que perder, Antígono
movió sus tropas, comenzando la Quinta Guerra de los Diadocos. Con Ptolomeo
debilitado tras su última derrota, pretendía ahora invadir Egipto, movilizando
un total de 80.000 infantes, 8.000 caballos, 83 elefantes y 150 galeras. Pese a
la enormidad del ejército no pudo superar las defensas de Pelusio, que eran
infranqueables si no se ganaba la otra orilla del Nilo. Para esto había partido
Demetrio con la flota, pero su intento fue frustrado por las tormentas (se
acercaba el invierno), y toda la expedición tuvo que dar media vuelta, ya que abastecer
un ejército tan numeroso en pleno invierno era muy dificultoso.
Antígono se retiró a Palestina, para continuar la guerra
tras el invierno, pero no en Egitpo, sino en Rodas.
Tropas macedonias de finales del S. IV a.C. |
Declaración de Guerra
Siendo rechazado de Egipto sin obtener ningún
beneficio (octubre de 306 a.C.), Antígono puso sus ojos en el mayor socio
comercial de los Ptolomeos: Rodas. Así es como nos lo cuenta Diodoro, pero el
de Sicilia tiende a simplificar en exceso los acontecimientos que llevaron a
Antígono Monoftalmos a declararle la guerra a la urbe griega.
Es cierto que tomando la isla el comercio egipcio se hubiera
resentido ostensiblemente, pero es aún más importante que el domino de los
puertos de la isla tenían una importancia crucial en el dominio estratégico del
Mediterráneo Oriental; amen de hacerse con una importante flota para superar
las defensas de Pelusio y así poder invadir el valle del Nilo.
Antígono primero intentó alejar a los rodios de Ptolomeo
mediante la persuasión[3],
mandando emisarios solicitando una alianza en firme con él y que rompiera sus
pactos con Egipto. Pero Rodas declinó la oferta, al contrario que hiciera
algunos años antes.
Pese a la pretendida neutralidad con la que había emergido
Rodas desde la expulsión de la guarnición macedónica a la muerte de Alejandro,
en 315 a.C. se tuvieron que plegar a los deseos de Antígono, que le pretendía
disputar el mar a Ptolomeo. Y así los rodios se vieron implicados en la toma de
Tiro, aportando embarcaciones. Tan solo tres años más tarde, le otorgan 10
navíos para que el diadoco liberara Grecia de Casandro, un aliado de Ptolomeo.
Pero en 306 a.C. los rodios rechazaron las peticiones de Demetrio cuando este
fue enviado por su padre para que les ayudaran en la proyectada invasión a
Egipto.
¿Por qué se negaron esta vez los rodios? En los años
anteriores a este último episodio, Antígono dominaba sin disputa Siria y
Palestina, regiones donde Rodas tenía intereses económicos, siendo el lugar de
donde se abastecían de madera para la construcción de sus navíos. Por otro
lado, las pequeñas posesiones rodias en Caria peligraban de haber enfadado a
Antígono; y además, con el control del Helesponto, el diadoco podría haberles
cerrado las puertas al Mar Negro, donde también tenían intereses comerciales.
Pero para 306 a.C. la relación Rodas-Ptolomeo había mejorado, sobre todo tras
las campañas de este en Caria y Licia (309-8 a.C.) y a diferencia de en las
anteriores ocasiones ahora se pretendía que Rodas actuara directamente contra
Ptolomeo.
Así pues, una vez con las manos libres tras el fracaso en
Egipto, Antígono mandó a uno de sus generales con orden de bloquear las rutas
comerciales de la isla, pero los rodios pudieron rechazarlo sin muchos
problemas.
Frustrado, Antígono amenazó con sitiar la ciudad, a lo que
los rodios le respondieron con súplicas pidiendo que no los obliguen a romper
sus tratados con Ptolomeo. Pero el macedonio actuó con dureza y envió a su hijo
Demetrio con un ejército. A la vista de lo que iba a acontecer, Rodas solicitó
unirse a Antígono para evitar ser destruida. Sin embargo, las exigencias de
Demetrio fueron exageradas: 100 rehenes nobles como garantía del tratado y,
sobre todo, que se le permitiera entrar con su flota en los puertos. Esto
hubiera significado para la ciudad el fin de la independencia y el inicio de la
dominación extranjera, por lo que lo rechazaron de pleno y se arriesgaron a una
guerra contra el más fuerte de los diadocos.
Ballista lithobolos. Esta artillería era capaz de lanzar pesadas rocas a gran distancia y con enorme precisión. Fueron muy usadas tanto por Demetrio como por los defensores rodios. |
El Asedio de Rodas: El Ataque al Puerto
Demetrio reunió sus fuerzas en el puerto de
Loryma[4],
en Caria en la primavera de 305 a.C. Contaba con 200 naves de todos los tamaños
y más de 170 naves auxiliares; 40.000 soldados, además de caballería; y el
apoyo de los piratas que, expulsados por Rodas de aquellas aguas, se habían
convertido en sus aliados, y más de 1.000 naves de propiedad de comerciantes
rivales de Rodas. También contaba con numerosa munición para armas de asedio y
todo lo necesario para un largo bloqueo[5].
A principios de verano, el macedonio hizo avanzar su flota
en formación de batalla para inspirar pánico en la ciudad. Delante iban los
buques de guerra, que tenían en sus proas catapultas para pernos de 3 palmos de
largo; en el centro iban los barcos de transporte, remolcados por los navíos a
remo; y por último, en retaguardia, navegaban piratas y comerciantes.
Mapa del Dodecaneso y Caria, con la isla de Rodas en el centro, donde también se puede observar la situación de Creta y el Oeste de Licia. |
Llegados a tierra, Demetrio tomó posición cerca de la ciudad
y mandó a los piratas a saquear el resto de la isla por tierra y mar, mientras
él fortificaba el campamento con los materiales obtenidos de la tala de bosques
y la destrucción de granjas. Ya en esta primera obra dejó ver la magnitud de lo
que sería el asedio: el campamento había sido rodeado por una triple empalizada
y, pocos días después, construyó un malecón a medio camino entre este y la
ciudad, resultando un puerto lo suficientemente grande para toda su flota.
Los rodios hicieron un último e infructuoso intento de
alcanzar la paz, pero siendo rechazada enviaron embajadores a Ptolomeo,
Lisímaco y Casandro en busca de ayuda. Convencidos de que el asedio sería
largo, permitieron a los metecos y extranjeros que quisieran unirse a la lucha
y expulsaron a los demás para ahorrar suministros al tiempo que evitaban que
hubiera gente descontenta entre sus muros y se pudiera tramar una traición.
Entre ambos grupos se reunieron unos 1.000 combatientes, que se unirían a los
6.000 ciudadanos rodios armados. También se construyeron catapultas y balistas
y se repararon las partes más deterioradas de la muralla[6].
Los rodios no solo se prepararon reclutando, también se votó
para liberar esclavos y para que los familiares de los caídos se les diera
apoyo del tesoro público: a las hijas solteras se les daría una dote, mientras
que a los hijos, al llegar a adultos, se les proporcionaría una armadura
completa. Esta medida elevaría la moral de los combatientes.
Tras estos preparativos, los rodios, aprovechando el exceso
de confianza en el campamento de Demetrio, que no esperaban ninguna ofensiva,
enviaron los tres navíos más rápidos contra los barcos de los comerciantes, que
se encontraban saqueando la isla y lograron hundir muchos de ellos y capturar
numerosos prisioneros que usaron como rescate[7].
Por su parte, Demetrio había estado construyendo plataformas
que, montadas sobre dos buques cada una, servirían de soporte para armamento
pesado. Sobre una de ellas iría una catapulta; una balista en otra; y dos
torres de cuatro pisos, para superar la altura de las torres del puerto, sobre
otras dos parejas de buques. También preparó una barrera flotante de troncos
tachonados con clavos de gran tamaño para evitar que naves enemigas embistieran
a los lentos artilugios que atacarían el puerto.
Los rodios respondieron tratando de ampliar los muros del
puerto para hacerlos más altos y evitar que fueran tomados por las torres. Pero
las catapultas de Demetrio derribaron a los obreros. Entonces los rodios
colocaron dos áticos en el muelle[8]
y tres cargueros cerca del puerto donde cargaron gran número de catapultas y
balistas de todos los tamaños, pudiendo así evitar el desembarco enemigo en el
malecón así como el avance de sus máquinas.
Pero Demetrio no se dio por vencido tan fácilmente.
Realizando un ataque nocturno pudo tomar el extremo del malecón del Gran
Puerto, fortificándolo después, estableciendo allí una guarnición de 400
soldados. Aquella zona, a tan solo 150 metros de las murallas, le serviría como
base para poder seguir avanzando al resto del puerto y para controlar los
movimientos del enemigo.
Durante ocho días las luchas en el puerto se sucedieron casi
sin descanso, produciéndose gran número de bajas en ambos bandos, hasta que
Demetrio logró destrozar las máquinas de los rodios por medio de su pesada
balista, debilitando además el muro y ocupando varias fortificaciones a lo
largo del puerto. La lucha era encarnizada y sin descanso, expulsando los
rodios a los hombres de Demetrio de las fortificaciones poco después, a lo que
responde el macedonio con un ataque a las murallas desde el mar. Pero siendo
demasiado pesados los artilugios, los navíos encallan en las rocas, siendo
quemados por los rodios, que aprovechando el respiro tras el traspiés enemigo
pudieron reconstruir la muralla.
Demetrio pasó siete días reparando sus máquinas de asedio y
barcos para lanzarse de nuevo al ataque del puerto. Era de vital importancia
hacerse con él, pues así evitaría que la ciudad pudiera abastecerse del grano
que le enviaban sus aliados. Los rodios, lejos de desfallecer, contraatacaron con sus navíos y lograron
destruir dos naves que portaban una torre de asedio antes de ser rechazados.
Entonces el macedonio construyó una nueva torre tres veces
más grande, tanto en altura como en anchura. Que sin embargo no pudo poner en
práctica debido a una tormenta que terminó por hacer añicos el ingenio.
Los rodios habían conseguido tomar ventaja con estos
contratiempos del enemigo y, aprovechando el mal estado de las aguas,
realizando un ataque al malecón y obligando a los 400 hombres dejados por
Demetrio a rendirse, que no podían recibir refuerzos debido a la tormenta.
Las buenas noticias para los rodios llegaron por partida
doble, ya que además de la recuperación total del control sobre el puerto, se unió
la llegada de refuerzos: 150 cretenses de Cnossos además de 500 hombres
enviados por Ptolomeo, algunos de ellos mercenarios rodios que anteriormente
habían apoyado a Egipto.
El Helépolis, la mayor y más famosa máquina de asedio construida por Demetrio. |
El Asedio de Rodas: El Ataque Terrestre
La llegada del mal tiempo invernal impidió realizar más
ataques por mar; y los repetidos fracasos hicieron a Demetrio decidir intentar
el asalto por tierra.
Fue en este momento cuando construyó su más célebre máquina:
el helépolis (“tomadora de ciudades”), una enorme torre de asedio de 45 metros
de altura y maquinaria de proyectiles repartidos en sus nueve pisos. No era la
primera torre de asedio de este tipo, pero si la mayor, con diferencia, hasta la fecha[9].
También se construyeron áticos para proteger a los hombres
que trabajarían para rellenar el foso de la ciudad y a los arietes que
golpearían las murallas. Se aclaró un espacio de casi 800 metros de ancho[10]
para poder avanzar las máquinas de asedio con facilidad, que se situarían
frente a seis cortinas (secciones de muralla rectas) y siete torres. El número
de 30.000 artesanos nos hace una idea de la magnitud de la obra.
Es en este momento cuando Demetrio empezó a
ser llamado Poliorcetes (“Asediador de Ciudades”) ya que era “extremadamente listo en la invención y la
elaboración de muchas cosas más allá del arte de los maestros constructores […]
y mostró tal superioridad y fuerza en sus ataques que parecía que ningún muro
era lo suficientemente fuerte para proporcionar la seguridad de él por los
sitiados”[11].
El helépolis fue terminado antes de lo esperado, pero la
determinación de los rodios era infinita. Tomando piedras de la fachada
exterior del teatro, de los edificios adyacentes y de algunos templos,
construyeron una segunda muralla en el interior, paralela a la que seguramente
caería.
Mapa de la ciudad de Rodas, en el cual se indican los ataques de Demetrio (en azul) y los contraataques rodios (en rojo). |
En cuanto las aguas fueron seguras para la navegación
(primavera de 304 a.C.), los rodios enviaron nueve naves repartidas en tres
grupos para realizar razias que entorpeciera la logística de Demetrio[12].
El almirante Damophilos llegó a Cárpatos (isla entre Rodas y Creta), donde
encontró muchas naves de Demetrio carentes de protección, pudiendo destruir
muchas de ellas. Menedemo navegó hasta Patara (en Licia), donde interceptó un
cargamento de grano que llevó a Rodas tras prender fuego a uno de los navíos
que lo escoltaban; además de capturar un quinquerreme que llegaba desde Cilicia
con trajes reales, objetos personales de Demetrio y la correspondencia de su
mujer Philia. Y por último, Amintas, pudo asaltar un grupo de cargueros que
transportaban equipo para las máquinas de asedio, hundiendo algunos y
capturando otros junto a once famosos ingenieros. Estas acciones son una
muestra de la pericia de los rodios en el mar, y supusieron un duro golpe para las
aspiraciones de Demetrio, que no tenía suficientes naves de guerra para
bloquear el puerto y proteger la extensa línea de suministros para su ejército;
amén de que gran parte de las tripulaciones estarían en tierra trabajando en el
asalto terrestre. Pero Rodas, por su parte, solo podía mandar expediciones
cuando había un tiempo de calma, que le permitiera desplazar soldados de las
murallas a los barcos; y solo para pequeñas escuadras.
Mientras, Demetrio no se había limitado a la construcción de
máquinas, y estaba socavando los muros usando zapadores. Pero un desertor
informó de los trabajos bajo tierra a los rodios que pudieron responder cavando
una zanja profunda y paralela a la del enemigo para en un momento dado atacar e
impedir que pudieran avanzar más.
Dado que el uso de la fuerza estaba fracasando, los
macedonios usaron la astucia. Atenágoras era un milesio enviado por Ptolomeo
como comandante de los mercenarios, que por su experiencia había sido elegido
para ostentar el mando de la defensa los rodios. Los hombres de Demetrio lo
sobornaron para que llevara de noche a Alejandro de Macedonia, un amigo
personal de Demetrio, para inspeccionar la posición de los soldados de rodios y
así poder realizar un ataque más preciso. Pero Atenágoras reveló el plan al
consejo de Rodas y estos capturaron a Alejandro, coronándose al milesio con una
corona de oro y regalándole cinco talentos de plata, por su hazaña y honradez.
Se pretendía así estimular la lealtad de los mercenarios y extranjeros, que en
aquellas circunstancias eran los más propensos a tener la moral baja.
Perdida esta oportunidad y contrariado por lo sucedido,
Demetrio manda atacar frontalmente. El helépolis avanzaría en el centro de una
formación completada por ocho áticos para proteger a los zapadores; y dos
enormes arietes, con una longitud de 54 metros, forrados de metal, con ruedas y
movidos por no menos de un millar de hombres. Por su parte la flota sería
colocada para atacar los puertos y las zonas adyacentes y la infantería
distribuida a lo largo de toda la muralla.
El ataque comenzó por todas partes al mismo tiempo, viéndose
las murallas incapaces de resistir por mucho tiempo. La intervención de unos
enviados desde Cnido pidiendo el cese de las hostilidades tan solo interrumpió
el bombardeo un breve espacio de tiempo en el que se estuvo negociando una paz
sin resultado. Y finalmente, Demetrio logró destruir la más fuerte de las
torres cayendo consigo toda una cortina del muro, obligando a los rodios a
retroceder en aquel punto.
Alcanzado este pequeño éxito, Demetrio estuvo a punto
también de interceptar un gran número de barcos enviados por Ptolomeo con
300.000 raciones. Pero finalmente pudieron entrar en el puerto junto con los
navíos mandados por Lisímaco y Casandro, con 40.000 y 10.000 raciones
respectivamente. Esto hizo recuperar el coraje a los rodios, que decidieron
lanzar un ataque total contra las máquinas de Demetrio e intentar prenderles
fuego con proyectiles incendiarios. Caída la noche, atacan sin tregua con
catapultas y balistas al helépolis[13],
que pese al intento de rescate por parte de Demetrio, sufre daños al
desprenderse varias planchas de hierro por donde se pudo prender fuego en la
estructura de madera. Los macedonios se vieron obligados a alejar la máquina
del rango de tiro.
El ataque había dejado muchas bajas en el ejército de
Demetrio, y mientras se atendía a los heridos y enterraba a los muertos, los
rodios pudieron construir un tercer muro, en forma de media luna, y un foso en
la parte caída del muro. Y entretanto también se mandó a Amintas con una flota
de rápidas naves a Perea[14]
para enfrentarse a algunos piratas que habían sido enviados allí por Demetrio.
Amintas consigue la victoria en una pequeña batalla naval, logrando capturar
naves con su tripulación además de al jefe de los piratas, un tal Timocles.
Pero una vez reparadas las máquinas, Demetrio reanuda el
ataque contra la muralla. Mediante el uso de todos los proyectiles, hace
retroceder a los defensores de las almenas[15],
pudiendo así hacer avanzar los arietes con seguridad. Dos cortinas más del muro
cayeron iniciándose una lucha de suerte cambiante entre las devastadas ruinas,
donde Amintas encontró su muerte.
Sabedor de la importancia que tenía Rodas para la salud de
su reino, Ptolomeo volvió nuevamente a mandar refuerzos, en un número de 1.500
al mando de Antígono[16].
Al mismo tiempo, llegaron a Demetrio 50 enviados atenienses y de otras ciudades
griegas, pidiéndole que hiciera la paz con Rodas. Esto es una muestra de la
gran importancia que tenía la ciudad para el comercio, uniendo la Hélade con
Asia y el Noreste africano. Se consiguió fraguar una tregua, pero no así un
acuerdo de paz, y Demetrio pronto volvió al ataque.
Ruinas del teatro de Rodas. En torno a él se dio la última y encarnizada lucha en el asalto a la ciudad. |
En un ataque nocturno un grupo de 1.500 hombres escogidos al
mando de Alcimo[17]
y Mantias logró penetrar en la ciudad, estableciéndose en la zona del teatro. Ante
el revuelo que levantó esta amenaza, los magistrados, manteniendo la calma,
ordenaron a los que defendían la muralla que permanecieran en sus puestos; y
ellos, con un cuerpo seleccionado sumado a los llegados desde Alejandría,
atacaron a los asaltantes. A la mañana siguiente, Demetrio ataca la muralla y
el puerto intentando aprovechar el desconcierto, pero no logra progresar.
Mientras se daba una intensa lucha en las calles, donde se producen numerosas
bajas en ambos bandos; pero imponiéndose los rodios finalmente gracias a su
mayor número, muriendo los dos comandantes macedonios; y Damoteles, un alto
magistrado rodio.
Tratado de Paz
Tras este nuevo fracaso, Demetrio realizaba nuevos
preparativos para un nuevo intento para ganar la guerra, pero su padre le
escribió exigiéndole que llegara a un acuerdo con los rodios ya que la
situación en Grecia había empeorado con el avance de Casandro, que amenazaba de
nuevo a Atenas.
Demetrio tuvo así que desistir en tomar la
ciudad, pero esperó la oportunidad para obtener un pretexto con el cual no
parecer que él estuviera deseando poner fin a la contienda. Por su parte,
Ptolomeo envió un mensaje a los rodios diciendo que les enviaría grano y otros
3.000 soldados de refuerzo, pero asesorando que llegaran a una paz con
Demetrio. Ambos bandos estaban ya agotados de esta empresa y empezaban a poner
las miras en otras.
La oportunidad deseada por ambos llegó pronto. La Liga
Etolia envió mensajeros para instar a un acuerdo, el cual se hizo en los
siguientes términos: la ciudad sería autónoma y no se establecería ninguna
guarnición macedonia y disfrutaría de sus ingresos; y por su parte los rodios
deberían ser aliados de Antígono, a menos que este estuviera en guerra contra
Ptolomeo, teniendo que dar 100 rehenes seleccionados por Demetrio como
garantía.
Y así, tras 15 meses de asedio, Demetrio se retiró de Rodas.
Los rodios honraron a los que habían demostrado mayor valor,
erigieron estatuas a Casandro y Lisímaco, enviaron a Libia una misión a
preguntar al oráculo de Zeus-Ammon (en Siwa, Egipto) si aconsejaba que honraran
a Ptolomeo como a un dios. Su inestimable apoyo se merecía un reconocimiento
sin precedentes en la ciudad. Tras ser aprobado esto, otorgándole el
sobrenombre de Soter (“salvador”), y estipulando que se celebraría un festival
anual (como toda deidad), se le construyó en su honor un recinto cuadrado sobre
el cual se hace un pórtico de un estadio de lado (200 metros), llamándolo el
Ptolemaeum. Se reconstruyó el teatro, las porciones caídas de la muralla y los
demás edificios caídos con mayor esplendor con el que habían contado antes.
Pero de entre todas las obras realizadas en la reconstrucción de la ciudad, sin
lugar a dudas, la que más destacó fue la impresionante estatua de El Coloso,
una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo, en honor al dios Helios.
Por su parte, Demetrio navegó hasta la ciudad de Áulide en
Beocia, desde donde realizó una serie de campañas que liberaron a la Grecia
Central de Casandro y Peliperconte. La guerra de los diadocos continuaría tres
años más, hasta la batalla de Ipsos, donde Lisímaco y Seleuco derrotaron a
Antígono Monoftalmos y Demetrio Poliorcetes, dando muerte al primero.
Consecuencias y Conclusiones
Rodas se salvó gracias a sus excelentes defensas y a sus
esforzados defensores; y al hecho de que Demetrio fuera incapaz de tomar los
peurtos, algo que sin embargo quizás no hubiera sido determinante de no ser por
la ayuda de Ptolomeo. Aunque es posible que Rodas hubiera sido capaz de
capturar suficientes suministros de Demetrio para autoabastecerse, lo cierto es
que los enviados desde Egipto fueron cruciales.
Demetrio se vio entonces obligado a buscar una victoria
rápida, asaltando las murallas terrestres. Pero su progreso fue demasiado lento
debido a que los rodios también contaban con buena artillería y grandes
arsenales de proyectiles.
Irónicamente Demetrio recibió el apelativo de “Poliorcetes”,
el asediador, cuando todos sus esfuerzos fueron infructuosos. En lo que hay que
tener en cuenta que el general no utilizó ninguna táctica novedosa en el arte
del asedio, pero si destacando por el gran tamaño de sus artilugios, hecho
este, el de la fascinación por las máquinas (y barcos) de proporciones
exageradamente desmesuradas, que se puso muy de moda entre los monarcas
helenísticos posteriores.
Finalmente, el enorme número de tropas y la gran atención
puesta en Rodas hicieron que los enemigos de Antígono avanzaran posiciones,
presionando Casandro desde el Oeste y Seleuco desde las satrapías orientales,
viéndose obligado Demetrio a abandonar la empresa.
Para los rodios supuso un gran triunfo. Habían defendido su
independencia frente al más fuerte de los Diadocos y habían obligado a Antígono
a aceptar sus relaciones especiales con Ptolomeo, demostrando al mundo la
viabilidad de su política de neutralidad. Aunque bien es cierto, que dicha
política necesitaba del apoyo exterior en caso de ser atacados por una gran
potencia. Rodas se colocó así como un líder de los pequeños Estados egeos y
durante el siguiente siglo desarrolló su posición como pacificador y defensor
de la autonomía griega.
Por su parte, la propaganda de Antígono como liberador de
los griegos se vio muy afectada al atacar Rodas y el fracaso al tomar la ciudad
declinó su prestigio militar.
Fuentes antiguas (en orden de importancia):
- Diodoro Sículo: Biblioteca histórica.
- Pausanias: Descripción de Grecia.
- Plutarco: Vidas paralelas.
- Marmol de Paros.
- Marco Vitruvio: De architectura.
- Amiano Marcelino: Antigüedades romanas.
- Polieno: Estratagemas.
- Ateneo: Los Deipnosophistas.
- Justino: Epítome de Pompeyo Trogo.
- Plutarco: Moralia.
- Eusebio: Crónica.
- Aulo Gelio: Noches áticas.
Fuentes modernas:
- Pierre Grimal: El Mundo Mediterráneo en la Edad Antigua: El Helenismo y el Auge de Roma.
- Peter Green: Alexander to Actium: The historical evolution of the Hellenistic Age.
- Duncan B. Campbell: Greek and Roman Artillery, 399 BC - 363 AC
- Duncan B. Campbell: Ancient Siege Warfare, persians, greeks, carthaginians and roman 546-146 BC
- Richard M. Berthold: Rhodes in the Hellenistic Age
- Fernando Quesada: Armas de Grecia y Roma, forjaron la historia de la Antigüedad Clásica.
- Varios Autores: Técnicas Bélicas del Mundo Antiguo.
[1]
Las ligeras se trataban de trirremes, siendo las pesadas cincos, seis y sietes.
[2]
Perdió al menos 120 naves y 8.000 hombres.
[3]
No era la primera vez que Antígono hacía tratos con Rodas, en 315 a.C.
construyeron naves para él y en 313 a.C. le proporcionaron 10 barcos para
liberar Grecia.
[4]
A unas 20 millas de Rodas.
[5]
Diodoro 20, 82, 4.
[6]
Estas murallas eran pre-Alejandro, las descritas por Filón son las construidas
tras el terremoto de 226 a.C.
[7]
Se llegó a un acuerdo con Demetrio por el cual, la libertad de cada hombre
libre costaría 1.000 dracmas y 500 por cada esclavo. (Diodoro 20, 84, 6).
[8]
Hay un gran problema a la hora de narrar los hechos, ya que Diodoro no
especifica cuál de los muelles ataca Demetrio.
[9]
Posidonio ya había construido una para Alejandro, la cual tenía 14,5 metros de
altura.
[10]
4 estadios según Diodoro. La medida del estadio varía entre el estadio griego
(174,125 metros) y el estadio macedonio (210,140 metros); también existía el
estadio romano (185 metros).
[11]
Diodoro 20.92.2. Opinión compartida por Aulo Gelio (15, 31, 1). Otros autores
como Amiano Marcelino (24, 2, 18) sugieren que el sobrenombre fue dado por
haber tomado muchas ciudades. Aunque sutil, hay diferencia entre ambas
versiones, ya que en la primera se trata de un “asediador de ciudades”, no un
“conquistador de ciudades”.
[12]
Estas naves eran triemioliai: una nave diseñada en Rodas a partir del trirreme
para combatir la piratería, rápida pero lo suficientemente grande y alta para
llevar arqueros.
[13]
Tras el ataque, con intención de calcular la fuerza enemiga, Demetrio llegó a
recoger 800 proyectiles de fuego y 1.500 pernos de catapulta que los rodios
habían lanzado. Diodoro 20, 97, 1-2.
[14]
Literalmente “tierra opuesta”, territorio de Rodas en Caria, frente a la isla.
[15]
Esta era la parte más vulnerable de las murallas, pudiendo ser barridas,
literalmente, por los proyectiles de gran calibre.
[16]
No confundir con el Diadoco padre de Demetrio.
[17]
Plutarco (Demetrio, 21, 1-6) nos deja una anécdota acerca de este soldado, que
si bien no es relevante para la historia, nos permite ver la importancia que
tenía dentro del ejército de Demetrio: “Demetrio
tenía dos cotas de malla traídas de Chipre, cada una pesaba 40 minas. Zoilo, el
fabricante, para demostrar su dureza ordenó que le dispararan un dardo desde
una balista a una distancia de 26 pasos; y se quedó sin ninguna señal. Una
[Demetrio] la tomó para si, la otra se la dio a Alcimo el epirota, el más
valiente y fuerte del ejército, que caería en Rodas en una acción cerca del teatro.”
Nuevo trabajo en AH Web. En esta oportunidad, sobre Demetrio Poliorcetes, el "Asediador de Ciudades". Esperamos que sea de tu interés!!
ResponderEliminarY no olvides de dejarnos un comentario, que nos agrada conocer tu opinión. Saludos.
Muy buen trabajo....excelente.....podrian añadir la Batalla de Gaza....o algo relacionado con las Guerras Sirias que han sido opacadas por las Guerras Punicas....la Batalla de Raphia seria interesante.....
ResponderEliminarGracias John!
ResponderEliminarTomamos nota de tu propuesta.